“Un cazador, que buscaba la pista de un
león, preguntó a un leñador si había visto huellas del felino. Este le
respondió: “Conozco el sitio donde se cobija. ¡Voy a mostrarte al león mismo!”
El cazador se puso blanco y, entre castañeteos de dientes, confesó: “Sólo busco
la pista y no al león”.
Esta historia puede ser aplicada a
aquellos que buscan el Conocimiento. Para aprender se necesita, primero, saber
que se puede aprender; segundo, ser maestro de sí mismo para poder aprender; y
tercero, estar dispuesto a aceptar el cambio que provocará el Conocimiento…
Gran parte de la falta de aprendizaje es la creencia de que no se tienen
capacidades para aprender. Luego, la pereza de creer que todo se recibirá de un
Maestro. Y por fin, el miedo al cambio que hace que el discípulo luche contra
aquello mismo que quiere aprender.
¿Por qué el cambio aterroriza? Nuestro
Ser esencial es ilimitado y participa de la eternidad universal. Nuestro
limitado Ego, con angustia quiere perdurar, quedándose dentro de sus límites
para siempre, igual a sí mismo. Mas, para ser inmortal, tiene que conocer y eso
lo llena de terror, pues si le dice a su Esencia: “Tengo miedo de morir, ¿qué
debo hacer para impedirlo?” Ella le contestará: “Si quieres alcanzar la
eternidad, debes primero morir, Sólo cambiando radicalmente, eliminando tus
amarras al pasado, abandonando los intereses que te atan a lo que posees,
perdiendo tu “personalidad”, tu nombre, tu rostro, tus ideas, muriendo en vida
para otra vez nacer, es decir mutando, podrás salvarte.
Así como el cazador sigue las huellas
pero rehúye enfrentarse al león, el Ego teme enfrentarse al Conocimiento. Para
perdurar, debe dejar de ser tal cual es. Para cazar al león debe dejar que este
se lo coma. El Ego debe disolverse en el Ser esencial. La bestia duerme en su
caverna. Él tiene que entrar en la oscuridad y despertarla. Cuando el león se
despierta, el cazador se esfuma.
Alejandro Jodorowsky.
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