Cuando de pronto tienes una sensación como de desconexión con el entorno, o
de aislamiento, además de sentirte “diferente” de todo el mundo que conoces, te
das cuenta de que estas “despertando”. Esto te lo confirman también tus amigos,
compañeros de trabajo e incluso tu familia, que te ven de manera diferente, no
se fijan en tus cambios positivos, pero se preocupan por tu cambio de actitud,
creyendo que te encuentras pasando “una mala temporada”. Si admitimos nuestro
despertar, tendremos que admitir que otras buenas almas todavía siguen
“dormidas”.
En
términos generales, la mente despierta irradia una vibración diferente y “más
alta” que las demás personas, por lo tanto,
los que están experimentando diversas etapas del despertar, se reconocen
entre sí, creando situaciones y encuentros con ideas afines. Pero de igual
manera se crean desacuerdos con aquellos que tienen una vibración más baja.
Cuando la vibración del cuerpo y la mente es más alta, nos permite tener
una visión más amplia de las cosas,
es como estar en una terraza, podemos mirar hacia abajo y ver (aunque no vivir)
la dinámica de las vibraciones más bajas.
Cada paso que damos para avanzar en nuestra evolución
requiere una fuerza de voluntad, una mente abierta y curiosa, al mismo tiempo que un alto grado de
inteligencia funcional. Si observamos
nuestro entorno, podemos ver a personas que se dejan sugestionar por
distintos personajes que a su entender poseen ciertas facultades o “poderes”,
llegando a actuar de forma parecida a ellos. Esto puede durar un cierto tiempo,
pero no son capaces de sostener su personaje y quedan al descubierto. El estado
más bajo es muy entretenido, y cualquier cosa que desafié su status será
calificado como extraño, inadaptado o una amenaza.
En el momento actual, todo a nuestro alrededor está
diseñado para apartarnos de nuestro objetivo primordial, las noticias que nos
hablan de desgracias, crisis, pobreza y tantas y tantas historias negativas,
hacen que se produzca en nosotros una bajada de energía, creándonos una subida
de adrenalina que llega a producir habito. Nos encontramos entonces como
deslizándonos por un tobogán hacia un estado de vibración más baja. Durante el
transcurso del día, vamos acumulando energía y de pronto volvemos a encontrarnos
con situaciones y noticias que hacen que nuevamente nos deslicemos hacia abajo.
Este círculo vicioso y repetido en el que nos sumerge el automatismo,
alejándonos del momento presente, es lo que nos mantiene hipnóticamente
dormidos.
Cuando se experimenta el proceso del despertar, no hay
vuelta atrás, aunque nos parezca que al principio estemos solos, pronto
descubriremos que no lo estamos. Que la experiencia es verdaderamente un regalo,
y tenemos un gran poder personal y potencial.
Podemos pensar que tenemos la “obligación “ de
despertar a los demás durmientes, pero no es así, cada cual lleva su propio
ritmo, su propia manera de llegar, y todos acabaremos llegando, la mejor manera
de que algunos lleguen es con el tiempo…
Seamos un ejemplo irradiando amor y verdad,
proyectando salud y felicidad. Solo por el hecho de ser conscientes ya estamos
contribuyendo de una manera amplia y enérgica a aquellos que nos rodean.
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