EFECTOS DE LOS PENSAMIENTOS POSITIVOS
Es
obvio que los estados elevados de conciencia tienen un profundo efecto en las
relaciones, porque una de las leyes de la conciencia es: lo semejante
atrae a lo semejante. Irradiamos nuestros estados internos. Podemos
afectar positivamente a los demás sin estar en su presencia física. Los
sentimientos son energía, y toda energía emite una vibración. Somos como
estaciones emisoras y receptoras.
Cuanta menos negatividad tengamos, más conscientes nos
volvemos de los sentimientos de los demás hacia nosotros. Cuanto más
amamos, más amor encontraremos en nuestro entorno. La sustitución de un
sentimiento negativo por otro más elevado explica muchos de los milagros que
uno puede experimentar en el curso de la vida, Y se hacen más frecuentes a
medida que se sigue entregando.
Cuando entregamos, la vida requiere cada vez menos esfuerzo.
Se produce un constante incremento de la felicidad y del placer que requiere
cada vez menos del mundo exterior para mantenerse. Disminuyen las necesidades y
expectativas. Dejamos de buscar afuera lo que ahora proviene de nuestro
interior. Abandonamos la ilusión de que los demás son la fuente de nuestra
felicidad.
En lugar de buscar obtener, queremos dar. Los demás quieren
estar con nosotros en lugar de evitarnos. En Cuento de Navidad de Charles
Dickens, Scrooge experimenta el placer de dar en vez de obtener de los
demás. La alegría de esta transformación está al alcance de todos. A medida que entregamos cada vez más, este tipo de experiencia se
vuelve común.
Cuando estamos estregados, ya no existe la presión del
tiempo. La frustración surge de querer algo "ahora", en lugar de
dejar que suceda de manera natural a su debido tiempo. La paciencia es un
efecto secundario de dejar ir, y ya sabemos lo fácil que es llevarse bien
con la gente paciente. Las personas pacientes, al final, suelen conseguir lo
que quieren.
Una resistencia a dejar ir es la ilusión de que, si nos
desprendemos de nuestros deseos y expectativas, no conseguiremos lo que
queremos. Tenemos miedo de que, si no presionamos por ello, lo perderemos. La
mente tiene la idea de que la manera de conseguir algo es desearlo. En
realidad, si examinamos el tema, veremos que los acontecimientos de deben a las
decisiones, y las elecciones se basan en las intenciones.
Lo que obtenemos es el resultado de las elecciones , a
pesar de que son inconscientes, y no de lo que pensamos que queremos.
Pensamos que la felicidad depende de controlar los acontecimientos, y que son
los hechos los que nos alteran. En realidad, la verdadera causa de nuestro
malestar son nuestros sentimientos y pensamientos acerca de esos hechos.
Los hechos, por sí mismos, son neutros. Les damos poder con
nuestra actitud de aceptación o rechazo y nuestro estado emocional en general.
Sí nos quedamos atrapados en un sentimiento, es porque todavía creemos en
nuestro interior que lograra algo para nosotros.
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