Atelofobia, el síndrome que enfrenta Barbie en la
película
Barbie y el universo rosa de la muñeca más famosa del mundo es un éxito absoluto de taquilla. Sin embargo la película de Greta Gerwig, no es solo una golosina visual y una divertida parábola sobre el feminismo y la guerra de sexos. Algo que trasciende en esta producción es el sufrimiento que acompaña a la protagonista de plástico: la atelofobia o el miedo a la imperfección.
Ella ha sido durante décadas el Alter ego de millones de niñas que soñaban con tener su físico, su sonrisa radiante y esa belleza inmune a los defectos. Pero, ¿Y si un día aparece uno de los jinetes del apocalipsis de algunas mujeres como es la celulitis? Lo que sucede es que el personaje se humaniza y empatiza con ella al instante. A continuación, te explicamos en qué consiste esta fobia.
La atelofobia o el síndrome de Barbie: ¿en qué consiste?
Barbieland es ese mundo de fantasía donde todos sus personajes son perfectos, felices y empoderados. Sin embargo, en un momento dado, la Barbie “estereotipada y estándar” sufre una crisis existencial y de identidad. Su rostro sonriente se ensombrece al pensar en la muerte y descubrir con espanto sus pies planos y celulitis. Hay algo que no va bien.
Para resolver esa crisis viaja al mundo real. El objetivo es comprender que pasa con la niña que juega con ella. Cuando lo descubre, sus esquemas se tambalean de nuevo. “¡Haces retroceder el movimiento feminista 50 años, fascista!” Las palabras de la adolescente le permiten tomar contacto con su problema: la obsesión por ser perfecta (atelofobia).
Atelofobia, características que también podrías pasar por alto
La película Barbie es un excelente ejercicio para deconstruir muchas narrativas culturales. Además, sirve de espejo de reflexión sobre diversas esferas relativas al feminismo. Una de ellas, tiene que ver con esa idea de que las personas –y en especial las mujeres—deben mostrarse perfectas en cada área de su vida. Y no solo en el aspecto físico.
Es posible que tal idea se convierta en obsesión y dé paso a una condición patológica. Bajo los criterios del DSM-V, la atelofobia se puede considerar una fobia especifica asociada al miedo a no se perfecto. Es un realidad clínica que cursa con desgaste psicosocial y que, además, coexiste en una misma persona con otros trastornos como la depresión. Describimos sus características:
Baja autoestima: es común que estos hombres y mujeres desarrollen una visión de sí mismos muy sesgada. El valor que se ofrecen depende es exclusiva de los logros que alcancen y de la belleza física.
Ansiedad persistente: las personas con la fobia de Barbie, se centran en exclusiva en buscar la perfección en cada cosa que hacen y, por supuesto, en su apariencia. Procesan de manera angustiosa cualquier error o toda pequeña imperfección; esto desemboca en gran malestar emocional y pensamientos negativos.
Perfeccionismo y necesidad de control: la perfección es un ideal, una meta imposible que solo ocasiona sufrimiento. Sin embargo, el paciente con atelofobia se obsesiona con lograr la excelencia en su vida y con tener una imagen que se ajuste a os cánones de belleza actuales. Al no alcanzar estos hitos, aparece la culpa, la vergüenza, el autodesprecio, etc.
¿Cómo se trata esta fobia?
Abordar el miedo a la imperfección requiere casi llevar a cabo el mismo viaje de transformación que realizo Barbie. De igual modo, debes saber que esta fobia está presente en una parte significativo de la población, debido a la tiranía de la imagen que transmite la sociedad. Para abordarla y desarrollar una visión más saludable de ti, puedes implementar los siguientes consejos:
Reduce tu autoexigencia
Establece metas realistas
Enfócate en tus fortalezas
Evita compararte con los
demás
Practica el autocuidado
emocional
Potencia tu autoeficacia y
autoestima
Busca ayuda profesional si
es necesario
Desarrolla un diálogo
interno compasivo
Rodéate de personas que te
acepten tal como eres
Aplica un pensamiento
crítico ante los mensajes que te llegan de los medios
Del mundo de plástico a la realidad que abraza la imperfección.
Cuando Barbie y Ken vuelven a sus paraísos rosados, ya no son los mismos. Mientras este último intenta reemplazar dicha sociedad matriarcal por una patriarcal y relegar a las Barbies a posiciones más bajas, ella reacciona. El encuentro con su creadora, Ruth Handler, también la ayuda. Ya no quiere ser una muñeca ideal que camina de puntillas.
Su
deseo es dejar de ser un objeto y convertirse en un sujeto; en un ser humano. Quiere
ser alguien que ya no permite que su valor en la sociedad dependa, en
exclusiva, de lo atractiva que sea para los hombres. Su revolución no hace
más que empezar y esto es un buen mensaje para muchas jóvenes que, ahora,
lidian también con la atelofobia.
Valeria
Sabater
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