Un estudio de arquitectura español ha diseñado la construcción de cinco ciudades en Marte, donde podrían vivir un millón de personas en el año 2100, El punto vital del proyecto es su carácter sostenible, ya que está pensado para que la humanidad no repita los mismos errores que cometió en la Tierra a partir del proceso de industrialización.
El innovador proyecto de arquitectos y científicos plantea la construcción de cinco ciudades en Marte, que comenzarían a ser edificadas en 2054 y estarían concluidas en 2100. Albergarían en total a un millón de personas, en el marco de un sistema de vida y gestión urbana claramente sostenible y cooperativo.
La capital se llamaría Nüva y se ubicaría en Tempe Mensa, al norte del planeta rojo. La colonización de Marte tendrá que tener en cuenta inexorablemente las extremas condiciones de vida en ese planeta: serán ciudades verticales, desarrolladas en los acantilados marcianos para proteger a la población de la radiación y la presión atmosférica.
Las ciudades marcianas dispondrán de todas las instalaciones necesarias para una vida confortable, como escuelas, hospitales, centros de ocio o espacios verdes, pero también serán estrictamente sostenibles. Se reducirán la cantidad de metros cuadrados disponibles por persona, tanto para vivienda como para producir alimentos. La comida provendrá mayormente de cultivos sostenibles o carne celular, disminuyéndose los alimentos de origen animal por su escasa sustentabilidad.
Según los autores del proyecto, que integran el estudio Abiboo, las complejas condiciones atmosféricas y climáticas harán imprescindible la cooperación permanente entre los habitantes para garantizar la supervivencia y el desarrollo. En definitiva, un espíritu de comunidad sostenible, racional e inteligente deberá guiar la gestión de estas ciudades marcianas, dándonos quizás una buena lección para vivir mejor en la Tierra.
Ciudades verticales y sostenibles.
En el caso especifico de Nüva, la ciudad que funcionaría como la capital, los especialistas pensaron en un centro urbano con enormes espacios perforados en la roca marciana y extensos túneles de varios kilómetros. en el interior de los túneles se ubicarían los habitáculos, los espacios verdes y estructuras en forma de cúpulas. El objetivo será poder recibir luz solar, pero logrando al mismo tiempo la imprescindible protección de la radiación.
Un aspecto vital es el diseño vertical de las ciudades, que garantiza una menor extensión de la superficie urbana. Al incrementar la densidad poblacional reduciendo la superficie, los expertos buscan una mayor cohesión urbano y social, que será crucial para el éxito del proyecto. Además, al ser desarrolladas sobre acantiladas sobre los acantilados marcianos las ciudades contarán con una mayor entrada de luz natural.
De acuerdo a un artículo publicado en Interesting Engineering, tanto la capital como el resto de los núcleos urbanos dispondrán de poblaciones reducidas en función de los parámetros que se manejan en la Tierra. Nüva, por ejemplo, está pensada para funcionar con alrededor de 250 mil personas. Esta característica facilitará la gestión sostenible de las ciudades marcianas.
Un desarrollo autónomo
Pero la sostenibilidad no incluye solamente cuestiones ambientales o sociales, sino también económicas. Los responsables del proyecto destacaron que la infraestructura a montar en Marte requerirá de una fuerte inversión inicial, pero que poco a poco deberá volverse autónoma y crecer sin ejercer presión sobre la Tierra o requerir recursos desmedidos desde nuestro planeta.
En ese sentido, se intentarán aprovechar los elementos y materiales disponibles en Marte, como por ejemplo el hierro. al mismo tiempo, el agua marciana servirá para la producción de materiales orgánicos. En cuanto a la generación energética, las ciudades funcionarán integrando opciones fotovoltaicas y sistemas de concentración solar, previéndose un apoyo o complemento mediante energía nuclear.
La humanidad parece estar lista para poblar otros planetas, pero persiste la duda sobre la forma en que utilizará los recursos: ¿destruiremos nuevamente el equilibrio natural como en la Tierra o sabremos convivir de forma inteligente con las necesidades ambientales? Quizás Marte nos brinde una primera respuesta.
Pablo Javier Piacente
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