Hay mujeres que aman a psicópatas. Ocurrió con Ted Bundy,
Charles Manson o Richard Ramírez. Detrás de dicha fascinación estaría, según
los expertos la hibristofilia. Se trata de una atracción sexual y la creencia
de que con su amor pueden redimir su maldad.
Ted Bundy, uno de los asesinos en serie más atroces de
nuestra historia, llego a contraer matrimonio en pleno juicio con Carole Ann
Boone, una de sus administradoras y con quien tuvo una hija. También Charles
Manson recibió durante años las cartas y visitas de fervientes fans declarando
su amor y fascinación.
¿Qué hay en realidad detrás de todas estas mujeres que
aman a psicópatas?
Este fenómeno no es nuevo. Sin embargo, en los últimos
meses parece como si esta llamativa realidad estuviera nuevamente en auge.
Series como You, Dirty John o la serie documental Las cintas de Ted Bundy han reavivado ese fenómeno
en el que, una vez más, miles de mujeres declaran (sobre todo en redes
sociales) su atracción por estos perfiles psicopáticos tan oscuros como
letales.
Más allá de lo que podamos pensar, esta realidad cuenta
con abundante literatura científica. No es algo casual ni aislado. Hay un
complejo entramado psicológico detrás de estas dinámicas que nos revelan
aspectos tan llamativos como interesantes. Solo un primer dato: se sabe que las
mujeres que más suelen sentirse atraídas por psicópatas son aquellas con mayor independencia
y fortaleza de carácter.
Muchas de ellas están firmemente convencidas de que su amor puede redimir la
maldad latente del psicópata. Veamos m-as datos a continuación.
Richard Ramirez, conocido también como el “merodeador
nocturno”, asesino entre 1984 y 1985 a
14 personas en los Angeles. Durante el juicio quedó claramente en evidencia que
era casi como un animal atado con cadenas. Era desafiante, violento y casi a
cada instante se declaraba seguidor de Satán.
Su comportamiento en el juicio no evito que al poco
acumulara toda una legión de seguidoras a la puerta del tribunal. De hecho,
tampoco ha evitado que más de tres décadas después no encontremos con la cuenta
de Twitter dailykillerfact creada en Canadá para homenajear su figura. Al día
de hoy, dispone de más de 42.000 seguidores, en su mayoría mujeres.
¿Por qué ocurre? ¿Qué hace que nos encontremos con
publicaciones como “soy la fan número 1 de Ted Bundy” o “adoro a los asesinos
en serie”? Lejos de verlo como algo anecdótico o decirnos aquello de que “no
deben estar bien”, es necesario profundizar un poco más en ese universo
singular que hay detrás de las mujeres que aman a los psicópatas.
La
hibristofilia.
John Money fue un conocido psicólogo neozelandés
especializado en sexología que en los 50 acuño el termino hibristofilia. Se
define como la atracción por mantener relaciones sexuales con personas
peligrosas. Sin embargo, otros psicólogos como Mark Griffiths, profesor de
Psicología de la Universidad de Nottingham Trent de Reino Unido, señala que
este término recoge más características.
Las mujeres que aman a psicópatas evidencian esa clara
atracción sexual hacia los hombres considerados “peligrosos”. La maldad atrae y
añade ese componente en el que el riesgo actúa como un factor estimulante.
Ahora bien, también está el factor afectivo y la
convicción de que el amor que les puedan profesar puede redimir (transformar)
al psicópata.
Mujeres
fuertes firmes en sus ideas y sentimientos.
Muchos podrían pensar, sin duda, que son mujeres con baja
autoestima. También podemos pensar que quien ama a un psicópata responde a un perfil
inseguro o con valores débiles. Sin embargo, este tipo de ideas no se ajustan
con la exhaustiva investigación que realizo la doctora Sandra L. Brown cuando escribió
su libro Las mujeres que aman a los psicópatas.
La doctora Brown entrevisto e hizo un completo
seguimiento de esas mujeres que habían mantenido o que mantenían una relación
con un hombre con perfil psicopático.
Algo que pudo comprobar es que cualquier mujer, sin
importar su edad o estatus, podía enamorarse de un psicópata.
Ahora bien, era habitual que muchas de ellas fueran
mujeres fuertes e independientes. Los psicópatas, además, se sienten más atraídos
por este perfil porque son más firmes en su convicción a la hora de amarlos, de
mantener esa relación a toda costa y en cualquier circunstancia.
Muchas defienden con fiereza esa relación (o incluso
llegan a ser cómplices, como en el caso de las mujeres que llegaron a matar por
Charles Manson)
El componente sexual (hibristofilia) también está presente.
Esa atracción hacia “la oscuridad” del psicópata es más que patente. También la
idea de que ellas con su afecto, les confieren un bien y un beneficio.
Hay, a su vez, un hecho que señala Sandra L. Brown: un
30% de las mujeres que se enamoran de psicópatas ya tienen un historial previo
de haber sido víctimas de abuso y de relaciones violentas. Es decir, una buena
parte de ellas tienden a repetir el mismo patrón afectivo.
Los
medios de comunicación y la fascinación con los psicópatas.
Los perfiles narcisistas, psicópatas y maquiavélicos han
tenido siempre un notable poder de atracción. Asimismo, también la maldad, en términos
generales, suscita un interés a veces contradictorio. Es una realidad que va en
contra de nuestros principios, en contra natura y, quizá por ello, intentamos
saber o comprender como es posible que pueda darse en el día a día.
Los medios de comunicación no son ajenos a este interés.
De ahí que en los últimos años muestre con mayor frecuencia ese reverso del ser
humano tan atroz. Series como Hannibal Dexter o incluso Breaking Bad se valieron
de ese componente para demostrar que el lado oscuro del ser humano crea
audiencia y expectación.
Ahora bien, más allá del aspecto, está ese ámbito
afectivo en el cual el fenómeno de las mujeres que aman a los psicópatas no
deja de repetirse década tras década. No importa lo inconcebible de un crimen,
lo sanguinario de unos hechos, esta realidad siempre aparece. Seamos por tanto
más conscientes e intentemos ir más allá de un rostro y de unos titulares.
La violencia siempre es violencia. Ningún acto de estas características
admite admiración ni, aún menos, fascinación. Pensemos en ello.
Valeria Sabater
No hay comentarios:
Publicar un comentario