PERSONAS ADICTAS AL CONFLICTO: PERFILES EN GUERRA CON
ELLOS MISMOS.
Convivir con personas adictas al conflicto es como
habitar en un territorio minado. No solo enrarecen el ambiente con su malestar
y con esa ansiedad de quien sabe que basta un comentario, un gesto o una
palabra para que salten sobre nosotros. Además, nos contagian esa tensión
propia de quien no hace otra cosa que librar guerras internas.
Todos, conocemos o hemos coincidido en alguna ocasión con
una personalidad claramente conflictiva. No hablamos del clásico buscador de
problemas que puede estar ahora mismo en cualquier aula de un instituto de
secundaria, intentando superar su adolescencia y crisis de identidad. Nos
referimos a un perfil muy concreto que se caracteriza por un comportamiento
orientado solo a desestabilizar, a romper el equilibrio familiar, a crear
disputas entre vecinos, y auténticas batallas campales en cualquier escenario
laboral.
Hablamos de una adicción, de una búsqueda casi compulsiva
del conflicto. Así, más que tomarlo como algo anecdótico, autores tan
relevantes como el doctor Bill Eddy, mediador y creador del instituto para la
resolución de conflictos, nos advierte de algo muy concreto. En nuestra
cultura, este tipo de personalidad está presente en casi cualquier esfera.
Debemos, por tanto, tomar conciencia de lo que hay tras ellas para manejarlas
mejor.
Personas adictas al
conflicto, la anatomía de la ira.
Podíamos decir que la mejor estrategia para lidiar con las
personas adictas al conflicto es evitarlas. Sin embargo, no todo en esta vida
se soluciona saliendo por la puerta de atrás, poniendo distancia o borrando a
alguien de nuestra lista de contactos. Como seres sociales estamos obligados a
convivir y, aún más, también cabe la posibilidad de que seamos nosotros mismos
una de esas personas. Alguien habituado a recurrir al conflicto cuando hay algo
que no sabemos manejar.
Por otro lado, un aspecto que se encuentran en muchas
ocasiones los trabajadores sociales, abogados, psicólogos o psiquiatras es a
este tipo de personalidad. Porque las personas adictas al conflicto, lo creamos
o no, están detrás de muchas demandas, denuncias, casos de violencia de género
y disputas laborales. Es como vemos una realidad más que evidente, un
comportamiento concreto donde hay alguien que busca proyectar su ira sobre los
demás.
El doctor Eddy estima que si un 15% de la población adulta
presenta algún trastorno psicológico de los recogidos en el Manual
diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, y al menos un 10%
de esta proporción evidencia lo que él ha llamado “personalidad de alto
conflicto”.
Veamos qué rasgos y
comportamientos retratarían este tipo de personalidad.
¿Cómo son las personas adictas al conflicto?
Algo que debemos
tener claro cuando nos enfrentamos a una personalidad de alto conflicto es que
el problema, la disputa o la reacción desmedida que hayan proyectado sobre
nosotros no es real. El problema no está en nosotros, sino en ellos. En ese
interior falto de equilibrio, de gestión emocional, de fortaleza psicológica.
Estas son sus características.
Su estilo de pensamiento es de todo o nada. Ellos/as no analizan, no son flexibles, no se
toman ningún tiempo para sopesar una situación. Se limitan a generar un tipo de
respuesta basada en la agresión o la crítica cuando algo no les gusta o no se
ajusta a sus expectativas.
Baja eficacia en el control emocional. Algunas personas conflictivas sí tienen cierto
control sobre sus emociones, pero lo hacen con una única finalidad manipular
emocionalmente a los demás. Otros, se limitan a volcar su ira y frustración
sobre los demás hasta crear atmósferas muy desgastantes.
Desestabilizan entornos y personas. Las personas adictas a los conflictos son
expertos en difundir rumores, en criticar, en desplegar conductas de
dominación, de humillación, de ofensa continuada.
Nula resistencia a la frustración y buscadores
de culpa. El adicto no tolera
que algo no salga o no sea como él o ella espera. No solo se frustra, sino que
convierte esa frustración en rabia y busca culpables sobre quien proyectarla.
Sus pensamientos
están siempre dominados por emociones negativas.
Presentan
incapacidad para reflexionar sobre su propio comportamiento.
Dificultad para empatizar con los demás.
Evitan cualquier
tipo de responsabilidad por el problema o por buscar alguna solución.
“La persona que no está en paz consigo misma,
estará en guerra con el mundo entero”
Mahatma Gandhi-
No hay comentarios:
Publicar un comentario