La Resonancia
Schumann.
La
Tierra se comporta como un enorme circuito eléctrico creado por una cavidad
entre la Tierra externa y el borde interno de la ionosfera.
Desde que comenzó la vida, La Tierra ha rodeado y protegido a todas a
todas las formas vivientes del planeta, con una frecuencia natural de 7.83
Hertz, el sonido del OM y el sonido del amor que pulsa desde su corazón al
nuestro.
Las Resonancias Schumann son ondas electromagnéticas casi permanentes que
existen en la cavidad interna de la Tierra. Como ondas en un manantial, ellas
no están presentes todo el tiempo, pero tienen que ser excitadas para poder
observarlas. (Como cristales de tiempo).
El voltaje de 7.83 Hertz es el latido cardíaco natural de la Madre
Tierra. Son tonos electromagnéticos mundiales. Aunque la existencia de la
Resonancia Schumann es un hecho científico establecido, hay muy pocos científicos
que sean conscientes de su importancia, que es como un diapasón para la vida.
Durante muchos años esta resonancia sanadora se ha cernido a un 7.83
Hertz estable, con solo ligeras variaciones. En Junio de 2014, todo cambió. Los
monitores en el Sistema de Observación Espacial Ruso mostraron un repentino
pico de actividad, llegando en días a 16.5 Hertz. Al principio se pensó en un
fallo del sistema, pero luego comprobaron que la información era correcta.
Gran parte de la investigación sobre este tema de los últimos 20 años ha
sido conducida por el Departamento de Marina mediante submarinos que captan
frecuencias extremadamente bajas.
Se cree que el campo magnético de
la Tierra fue colocado en su lugar por los Antiguos, para que las almas
pudiesen aprender del libre albedrio, sin que lo impidiesen los recuerdos de
vidas pasadas. Cuando los campos magnéticos cambiaron, las memorias se
desataron, requiriendo una limpieza en vez de un continuo movimiento hacia
adelante en la evolución de las especies.
Ahora vivimos en una dimensión de campos fluctuantes; los mínimos
cambios en un campo se transfieren a otro campo. Esta aceleración puede hacer
que os sintáis cansados, exhaustos, mareados, deprimidos y que no durmáis bien.
La condición física de los primeros astronautas se deterioró severamente
en el Espacio Exterior, lejos de la Resonancia Schumann de la Tierra. El
problema se solucionó introduciendo el “Simulador Schumann” en todos los
trasbordadores, un generador de pulso magnético que imita la frecuencia de la
Tierra.
Se ha demostrado que este pulso interfiere con los ritmos naturales
dentro del cerebro. Los investigadores descubrieron que los 7.83 Hertz son un
componente crítico de los cambios en la salud y el comportamiento, ya que
impactan en la forma de funcionar nuestros cerebros: “variaciones en los
patrones de onda cerebral pueden producir de leves a desastrosos cambios en la
salud y el comportamiento”.
El cerebro tiene su propio conjunto de vibraciones que usa para
comunicarse consigo mismo y el resto del cuerpo, las ondas cerebrales
Theta/Alfa son el “hogar” de los 7.83 Hertz.
La Glándula Pineal es afectada por los cambios en el campo magnético de
la Tierra, así como la producción hormonal. La melatonina no se produce en ausencia
de la Resonancia Schumann. La frecuencia natural está siendo alterada por
nuestra tecnología, mientras que nuestros sistemas biológicos aún están
sintonizados con esa frecuencia sanadora.
El efecto de “amarrarnos” a esta frecuencia natural mejora la función inmunológica,
la calma interior y aporta un profundo sentido y conexión espirituales. Al
estar la Frecuencia Schumann “sintonizada” con el cerebro humano Alfa y Theta,
cuando se acelera el hombre sentirá que el tiempo se ha acelerado.
La Gran Pirámide resuena a una frecuencia de 8.1 Hertz debido a su
estructura, dimensiones y ubicación en el momento de la construcción. Esta
frecuencia fue “capturada” por la Gran Pirámide. La Madre Tierra actúa como un
diapasón y la Gran Pirámide fue afinada a esa frecuencia. Esta onda sonora,
conocida como la onda viajera, fue amplificada en la antecámara y pasada a la
Cámara del Rey para formar una onda estable compuesta de la tónica de 8.1 Hertz
como el primer armónico.
Resulta curioso pensar que el segundo armónico, que es un entero
múltiple de la frecuencia fundamental, es entonces de 16.2 Hertz. Casi la misma frecuencia que ha
alcanzado el latido del corazón de la Tierra.
Procuremos mantener
nuestro ritmo estable, y si nos sentimos acelerados recordar; nuestra
Resonancia Schumann esta sincronizada con el planeta, y de ello depende nuestro
bienestar, físico, mental y espiritual.
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