Es una persona que, misteriosamente, todo en su vida son
problemas, desgracias y catástrofes. Aparentemente, todo lo que le ocurre está
teñido de miseria. Sin embargo, observamos que no tiene problemas graves en su
vida o si los tiene, podrían solucionarse.
Pase lo que pase, cada vez que veis esa persona tiene algo negativo
que contar, y hasta en sus éxitos busca la parte desagradable. Lo peor es que
si intentas convencerle de lo contrario, le dará mil vueltas al asunto – o las
que sean necesarias- para volver de nuevo a lo negativo.
Cuando te encuentras con esta clase de persona, ya
sabes lo que te espera. Intentas mantener una actitud positiva, pero pese a tus esfuerzos en pocos minutos ésta devora tus energías.
¿Te suena la historia? No es de extrañar que hayas
coincido con este tipo de personas en tu camino, es algo frecuente. Lo
complicado de esto es saber cómo tratarlas y, sobre todo, controlar que no
pongan en peligro tu bienestar.
Pueden ser personas cercanas, seres queridos o
compañeros de estudios o trabajo con los que tenemos que pasar bastante tiempo.
Por tanto, no es fácil evitar que una lluvia de quejas nos empape cada día,
provocándonos estrés, desesperación y haciéndonos ver la vida cada vez más
negativa.
¿Cómo podemos lidiar con estas personas
sin que nos afecte?
No lo dejes pasar: la negatividad y el estrés que
pueden causarte estos individuos pueden ocasionar alteraciones irreparables en
tu cerebro.
De hecho, se descubrió que niveles altos de cortisol
(hormona de estrés) en el cerebro por largo tiempo pueden provocar daños en el
hipocampo, una estructura integradora asociada a la memoria, entre otras cosas.
11 Consejos para tratar a las personas que
se quejan constantemente
A continuación te explico una serie de técnicas que
puedes poner en práctica para tratar a las personas que se quejan
constantemente.
1. Identifica si son quejas reales o no y si merecen
ser atendidas
Debes tener cuidado y ser sabio en distinguir: si las
quejas corresponden a un problema real o no, y si escucharlas en el momento van
a afectar a tu bienestar.
Muchas personas utilizan las quejas como un
instrumento para ser atendidos, consolados, elogiados o conseguir ciertas
cosas. Es decir, realmente no desean resolver los problemas.
Procura desenmascarar qué se oculta detrás de una
queja, cuál es el verdadero motivo que preocupa a la persona. Para ello haz las
preguntas que veas necesarias. Quizás la persona está en busca de atención o
elogios y exagere los hechos para conseguirlos.
En cambio, puede que los problemas sean reales y la
persona necesite apoyo y ayuda.
Para distinguir si las quejas son verdaderas o falsas,
lo mejor es hacer preguntas sobre hechos específicos. Ahí podrás ver si hay
congruencia o no y si hay tanta gravedad como parecía. Por otra parte, intenta
mostrar empatía, pero sin contagiarte demasiado de la negatividad.
2. Muestra empatía, comprensión y cariño
Quizás después de hacer la valoración te das cuenta de
que esa persona tiene verdaderos motivos que estás dispuesto a escuchar.
No es de ayuda intentar cambiar su opinión o decirles
que las cosas no son tan malas. Lo mejor que puedes hacer es demostrar que le
estás escuchando: mírale a los ojos, asiente con la cabeza, hazle preguntas
para aclarar, dale un pequeño resumen de lo que estás entendiendo de su
discurso, etc.
Evita juzgarle de manera negativa o ponerle etiquetas
(“es que te enfadas por todo”). En cambio, dile “te entiendo”, “ya mejorarán
las cosas”, “todos cometemos errores” … Mostrando una actitud empática. Incluso
puedes elogiarle: “eres una persona muy fuerte seguro que lo resuelves”.
3. Ofrece ayuda
Muchas de las personas quejicas no quieren realmente
resolver el problema, sino ser atendidos. Por ello, intenta crear una
conversación que gire en torno a la búsqueda de soluciones, puede que des un
giro a su actitud y que decida actuar.
Además, ofrécete voluntario para solucionarlo: dale
consejos, dile qué harías tú o simplemente hazle la pregunta: “¿qué puedo hacer
para ayudarte?” Puede que sólo necesite desahogarse con alguien o un abrazo.
Si a pesar de todo rechaza tus consejos y no para de
repetir que sus problemas no tienen solución, quizás no merezca la pena seguir
escuchando.
4. No saques temas que resulten negativos
para la persona
Si ya tenemos identificada a una persona quejica en
nuestra vida, tenemos que andar con pies de plomo para que no dañe nuestro
estado de ánimo.
Un truco puede ser recibirle con positividad: “Me
enteré de que aprobaste la asignatura, me alegro mucho ¡Enhorabuena!” Así no
das espacio para sus quejas.
Otra manera es evitar temas conflictivos: si sabes que
tiene problemas familiares o de pareja (su tema centras de quejas), procura no
hablar de ello cuando os veáis. Céntrate en cualquier otro tema, ¡aprovecha
para hablar de gustos comunes!
5. Distánciate emocionalmente
Puedes llegar al punto de escuchar a personas
quejicas, ser empático y dedicarles tiempo. Pero sin involucrarte
emocionalmente, simplemente viéndolo como un fenómeno externo. Puedes escuchar
con curiosidad, tratando de entender, como si hicieras un experimento pero sin
que altere tu vida.
6. Ignora sus quejas y atiende sus
verbalizaciones positivas o neutras
Nuestra atención funciona como una gran recompensa en
las relaciones sociales. Cuando demostramos que estamos escuchando a alguien,
esta persona siente que dice cosas importantes. Por ello, si se está quejando y
tú le atiendes siempre, puede llegar a pensar que quejarse es una buena manera
de sentirse importante y escuchado. Así, es normal que la conducta se repita:
nosotros la estamos facilitando.
En cambio, si ignoras las quejas quedándote en
silencio, haciéndote el distraído, cambiando el tema o cortando la
conversación, esa persona verá que no son efectivas para conseguir tu atención
y dejará de emitirlas.
Si te muestras atento y amable cuando la persona
expresa cosas positivas, haciéndole sentir que te importa lo que dice,
aumentaras la probabilidad de que diga más cosas positivas.
7. Pon límites
Intenta transmitir a la persona quejica que tú le
escuchas por voluntad propia, dejándole claro que sólo le atiendes cuando lo
consideras necesario y que no estás a su absoluta disposición.
No pienses que por poner ciertos límites vas a ser
maleducado o insensible, simplemente estás reaccionando ante algo que te
resulta molesto.
Hay varias formas de transmitir esto sin incomodar a
la persona. Una de ellas es cambiar sutilmente el tema de la conversación por
otro más positivo o neutro. No tienes por qué decirle directamente a la persona
que quieres cambiar el tema, simplemente lo enlazas y ella entenderá que sus
quejas no son atendidas.
Intenta, de manera asertiva y amable, poner espacio de
por medio si lo ves necesario. Puedes decir, por ejemplo: “espero que tu situación
mejore, voy a marcharme porque estoy algo cansado”.
Otra manera de “silenciar” a este tipo de personas es
enfocarles a solucionar el problema: “¿y ahora que harás para resolverlo?” o
“¿cómo puedo ayudarte?”.
8. Mejor estar en grupo que a solas
Este tipo de personas pierden su poder cuando están en
grupo; en ellos las quejas no suelen ser valoradas porque crean un ambiente
tenso y desagradable.
Algo que puedes hacer si tienes que quedar con una
persona quejica es encontraros con más amigos, de esa forma es más probable que
no emita frases negativas. Si comienza a quejarse, fácilmente la gente le
ignorará o cambiarán el tema de conversación.
Además, las quejas no te afectarán tanto a nivel
psicológico, pues podrás ignorarlas de manera sencilla hablando con los demás.
9. Pasa más tiempo con personas positivas
que te transmitan vitalidad
Hay compañías que no podemos elegir, pero nuestro
grupo de amigos sí. Intenta relacionarte más con personas con estas
características, te contagiarán su manera de ver la vida y mejorarán tu estado
de ánimo.
Lo mejor es que le dediques más tiempo a estas
personas y hagas más actividades con ellas que a las personas que tienen el
hábito de quejarse constantemente.
10. Valórate a ti mismo, cuídate de lo que
te hace daño
Hay muchas personas que tienen la costumbre de
sacrificarse siempre y rechazar sus deseos y preferencias por los demás.
Piensan que sus necesidades son menos importantes que las de los otros, siendo
así el candidato perfecto para que algunos descarguen sus frustraciones.
Esto a la larga puede generar un importante desgaste,
además de mantener una baja autoestima, sin contar cómo afecta a la salud estar
siempre al servicio de los demás.
Si te sientes identificado, inicia ya el cambio:
dedícate más tiempo a ti mismo, intenta darte algún capricho, pregúntate qué
necesitas en ese momento y actúa acorde a ello, aprende a decir “no” e intenta
pensar en las cosas buenas que tienes.
11. Reduce el estrés
Puede que debido a tu trabajo o por las circunstancias
que sean tengas que escuchar o ayudar a personas que se quejan.
Lo primero en estas situaciones es manejar el estrés y
la ansiedad: dedícale un tiempo al día a hacer ejercicios de relajación,
meditación o mindfulness. Es importante que seas disciplinado para notar sus efectos.
El ejercicio físico diario también es muy efectivo para lidiar con el estrés,
al igual que mantener un estilo de vida sano y con ciertas pautas rutinarias.
Al mismo tiempo no olvides trabajar en tus pensamientos,
de forma que intentes decirte a ti mismo más cosas positivas y ajustadas a la
realidad. Intenta adoptar el hábito de mirar la vida desde una perspectiva que
te anime y te ponga en marcha, no que te llene de miedos.
Autora de este artículo Cinta
Martos Silván