¿Qué son los ataques de pánico o ansiedad?
Los ataques de pánico o ansiedad son una respuesta fisiológica del
organismo ante una idea o imagen mental que desencadena una serie de síntomas
muy desagradables que pueden ser físicos, psíquicos o ambos. La primera
vez que ocurre una crisis de pánico la persona siente verdadero terror y
desconcierto, con una sensación de perder el control por completo ya que, aun
reconociendo que se trata de ideas irracionales, no puede controlar la mente,
ni las emociones, ni la reacción fisiológica.
SINTOMAS FISICOS
Estos son algunos de los síntomas físicos que pueden
presentarse:
Dolor en el pecho, taquicardias, ahogo, falta de
aliento.
Mareo, nauseas, vómitos.
Temblores, escalofríos. Sudoración, cambios de
temperatura.
Incapacidad para hablar, confusión.
SÍNTOMAS PSÍQUICOS
Estos son
los más desagradables y los que, en verdad, acentúan los cambios fisiológicos
del organismo. Aunque los síntomas físicos son los que generan “crisis
puntuales”, son los síntomas psíquicos los que perpetúan la situación pudiendo
durar meses o años:
Miedo atroz y pérdida del control
mental, físico y emocional.
Sensación de irrealidad que puede manifestarse de
distintas formas: desde otra perspectiva, desde fuera de uno mismo, desde la
mente, desde un sueño…
Pensamientos constantes sobre la
muerte, sobre el sentido de la vida, sobre la existencia.
Perdida de raciocinio, como saber
que lo que piensas no tiene sentido pero al mismo tiempo no puedes evitar darle
credibilidad.
Pensamientos de agresividad, de
desesperanza etc.
Pensamientos obsesivos irracionales (por ejemplo, me voy
a ahogar, voy a morir) que nos hacen sentir peligro de muerte constante.
.La diferencia entre superar una crisis resolutivamente o alargarla durante
meses radica, fundamentalmente, en saber qué nos está ocurriendo.
¿Cómo nace un ataque de pánico o ansiedad?
Por lo general, una situación emocional insostenible (la hayamos detectado
o no) nos predispone mentalmente hacia pensamientos obsesivos sobre la muerte y
el miedo. Esta situación emocional se ha ido gestando con el tiempo. Esta situación puede haber sido provocada por
una insatisfacción general, por unas necesidades vitales no cubiertas o por una
lucha interior sobre algún asunto no resuelto.
Estos pensamientos que se han ido gestando con el tiempo terminan por
culminar un buen día en el que, de repente, ocurren todos los síntomas
anteriormente mencionados. Es decir, la insatisfacción emocional se traslada
al terreno físico y mental de manera desbordante.
Cambios
fisiológicos durante la crisis
El problema con los ataques de pánico o ansiedad es que nuestro sistema
defensivo se pone en marcha sin que haya una razón real para ello. Bueno,
sí es real, pero solo en nuestra mente y se manifiesta ante cualquier situación
que levemente nos despierte la “huella” que han dejado anteriores conflictos.
Estos son algunos de los cambios fisiológicos que se producen en el
organismo:
Aumenta la presión
arterial y el corazón bombea más rápidamente para favorecer el flujo sanguíneo de
hormonas y de otras sustancias.
Aumenta la frecuencia de
la respiración para obtener mayor cantidad de oxígeno.
Aumenta la concentración
de glucosa en los músculos y el cerebro.
Se libera gran cantidad
de adrenalina y noradrenalina.
Los parpados se abren y
las pupilas se dilatan para ver mejor.
Se detienen sistemas
secundarios, por ejemplo el sistema inmunológico.
Los lóbulos
frontales se desactivan impidiendo que fijemos la atención en otra cosa que no
sea la amenaza.
El estrés, el miedo
o la ansiedad son RESPUESTAS NORMALES del sistema fisiológico que
nos regulan y defienden ante las agresiones externas. Por lo tanto, no debemos
observarlas como algo negativo. El problema surge cuando una situación
conflictiva (una “agresión externa”) deja tal huella que desatamos los
mecanismos de defensa ante situaciones que, en realidad, ya no suponen ninguna
amenaza.
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