Estamos ya en
la puerta del Otoño, y al igual que preparamos la ropa para la temporada
tenemos que preparar nuestro “traje” más importante, gracias al cual podemos
desarrollar nuestras experiencias en la Tierra; nuestro Cuerpo.
Podemos hacer una
limpieza o desintoxicación de nuestro organismo, preparándonos así para el
invierno, lo cual nos resultara muy beneficioso.
Uno de los
órganos más importantes que tenemos es el Hígado, de su buen funcionamiento
depende que nuestro estado de salud sea óptimo. Situado bajo el diafragma, en
la parte superior derecha de la cavidad abdominal, el hígado es el órgano que
nos proporciona vitalidad, y nos ayuda a asimilar correctamente los alimentos
desintoxicando nuestro organismo.
El hígado no
solo filtra y elimina desechos, sino que se ocupa de neutralizar venenos,
toxinas y microbios purificando la sangre. Funciona con la temperatura más alta
que el resto del organismo, entre 39 y 41 ºC, por lo que en el caso de tomar
una comida copiosa podemos digerir mejor aplicando calor en la zona hepática.
Otra de las
tareas hepáticas es la secreción de bilis, que almacenada y dosificada por la
vesícula biliar ayuda a digerir las grasas, combate el estreñimiento, equilibra
el colesterol y elimina a través del intestino las toxinas. El funcionamiento
de la vesícula biliar se ve afectada por la ralentización del funcionamiento
hepático por agotamiento, se sobrecarga por los desechos y se producen espasmos
por la tensión nerviosa. Todo esto hace que nuestro proceso digestivo se haga con dificultad, generando un
espesamiento de bilis que produce una arenilla que después se convierte en
cálculos. Cuando tenemos problemas digestivos son una indicación de que algo
anda mal en el sistema hepatobiliar.
La medicina oriental clasifica el hígado y
vesícula como órganos pares, es decir que se afectan mutuamente, si uno está
mal, también lo está el otro. Los síntomas de mal funcionamiento son muy
variables: dificultad para asimilar alimentos, inapetencia, dolores de cabeza
después de comer, boca pastosa, lengua blanca, sabor amargo de boca, hinchazón
del vientre, acumulación de gases, nauseas, vértigo, granos catarro,
estreñimiento, caída del cabello, dolor en la nuca, fatiga muscular, calambres,
mala circulación venosa etc. Esto es solo una parte de los problemas que puede
ocasionarnos no cuidar nuestro hígado.
A nivel
emocional, el hígado tiene un gran papel. Los antiguos griegos lo consideraban
la base de las emociones, si funciona mal la persona tiene accesos de ira,
sensaciones de agobio y depresión.
Las hierbas Más
habituales y efectivas son: diente de león, cardo mariano, (que reconstruye las
células hepáticas y desinflama los tejidos de sostén), genciana, nencia, boldo,
achicoria, romero, alcaucil, aloe vera. Etc. En general todas las hierbas de
sabor amargo son beneficiosas para el funcionamiento hepatobiliar.
De la medicina
oriental tenemos una infusión muy efectiva: té banchá, una ciruela umeboshi
disuelta en la infusión y un poco de jengibre rallado.
En la
alimentación evitaremos las bebidas gaseosas, los fritos, las conservas, los
zumos industriales, las harinas refinadas y el alcohol.
Haremos una
dieta a base de frutas y verduras frescas, semillas germinadas (brotes) o fermentados
(chucrut, miso, salsa de soja, kéfir.)
Entre las frutas favorables a la función
hepática podemos citar: uva, ciruela, manzana (sobre todo las verdes), palta,
cítricos (limón, lima, naranja, pomelo) y frutos de bosque
Para el hígado también son importantes los
alimentos ricos en cromo (levadura de cerveza, azúcar integral de caña), por
ser un mineral clave en la función hepática y carente en la moderna
alimentación refinada.
El hígado
depende de la provisión externa de los ácidos grasos esenciales, así llamados
por no poder ser sintetizados en el organismo. Estos ácidos grasos (omega 3 y
6) están presentes en los pescados de agua fría, en las semillas de girasol,
lino, soja, sésamo y chía, y en los aceites de ellas obtenidos por simple
presión en frío y sin proceso de refinación. A grandes rasgos estas son algunas de las
cosas que podemos hacer por nuestro amigo el
hígado, además de acostumbrarnos a sonreír, que es una de las mejores
terapias para que funcione bien nuestro organismo.