Muchas veces nos produce desconcierto
la excesiva sensibilidad que presentamos ante cualquier hecho que creíamos trabajado, y que vuelve a presentarse bajo un
nuevo ángulo. La respuesta es que nos encontramos ante un proceso evolutivo y
que la experiencia multidimensional no se produce linealmente, sino en espiral,
una espiral evolutiva. Hemos de centrarnos en observar cómo y de qué forma ha
cambiado nuestra perspectiva del pasado, y mantenernos centrados en el
resultado que deseamos, poniendo nuestra atención fija en él. Esforzándonos por
estar en todo momento alineados con la nueva energía y el nuevo propósito.
Muchos de los problemas que estamos
sufriendo, se deben a que nuestra acción se encuentra todavía vinculada a
ciertas obligaciones, que ya no deberían presentar en nosotros ataduras de
ningún tipo.
Hasta ahora hemos estado manteniendo promesas del alma que
ya no tienen razón de ser y que deben ser liberadas, porque no forman parte del
sendero que debemos recorrer. En vidas pasadas, ha sido necesario establecer
vínculos con otros grupos álmicos, y nuestra propia sanación estaba vinculada a
la de ellos, pero ahora, la falta de dedicación hacia nosotros mismos, impide
nuestro crecimiento. La creencia de que
debemos ralentizar nuestro avance, para así, favorecer el avance de los demás
ya no tiene razón de ser, debemos comprender y aceptar lo que somos y como
somos, teniendo el pleno convencimiento de que cada cual se encuentra en el
lugar y momento adecuado para avanzar según su deseo de cambio.
Cada persona tiene que tomar su propia decisión con
respecto a su evolución, y eso lo decide el nivel de participación de cada cual
en este aspecto. Si alguien decide limitar el crecimiento de su alma, ya tendrá
otras oportunidades. Es hora de cada uno de nosotros, sirvamos a las
necesidades de nuestra propia alma, y decidamos si vamos a elevarnos de acuerdo
a nuestro propio potencial.
Es tiempo de que cada uno de nosotros
hagamos también nuestra propia elección y avancemos libremente por el sendero
de ascensión que tanto hemos añorado.
J.A. Marcos Fonfr
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