Tienes un manantial de energía extraordinaria dentro de ti. Cuando estas abierto, la sientes; cuando estás cerrado, no. a este flujo de energía que viene del fondo de tu ser se le ha dado muchos nombres: e la antigua medicina china se le llamaba Chí, en yoga se le lama Shakti y en Occidente se le llama Espíritu.
Se le llame, como se le llame, todas las grandes tradiciones espirituales hablan de esa energía espiritual, aunque le dan diferentes nombres. Lo que experimentas cuando el amor fluye en tu corazón es esa energía espiritual. Es lo que experimentas asimismo, cuando algo te entusiasma. Entonces toda esa energía fluye desde tu interior.
Esta energía está disponible para todos por igual. El Sol no brilla de manera diferente sobre distintas personas; si eres bueno, brilla sobre ti; si hiciste algo malo, brilla igualmente sobre ti. Lo mismo ocurre con la energía interna. La única diferencia es que tú puedes cerrarte por dentro y bloquearla. Cuando te cierras, la energía deja de fluir. Cuando te abres, toda esa energía fluye dentro de ti.
Simplemente es cuestión de si quieres abrirte o cerrarte, en última instancia, es algo que depende de ti está bajo tu control.
El problema es que no solemos ejercer ese control. En circunstancias normales, nuestro estado de apertura depende de factores psicológicos. en esencia, estamos programados para abrirnos o cerrarnos en función de nuestras experiencias pasadas. Las impresiones del pasado siguen vivas dentro de nosotros y hay diversos eventos que las estimulan. Si esas impresiones fueron negativas, tendemos a cerrarnos. Si fueron impresiones positivas, tendemos a abrirnos.
Pero no deberías permitir que algo tan importante como tu flujo energético dependa del azar. Tan pronto detectes que estás cerrándote, pregúntate si realmente quieres cortar el flujo de de la energía. Porque si quieres mantenerte abierto, puedes aprender a hacerlo sea lo que sea lo que esté pasando en el mundo. simplemente, comprométete contigo mismo a explorar tu capacidad de recibir energía ilimitada. Basta para ello con que decidas no cerrarte.
No permitas que nada de lo pase en la vida sea lo suficientemente importante como para que desees cerrar tu corazón ante ello. Cuando tu corazón empiece a cerrarse, simplemente di: "No. No voy a cerrarme. Me voy a relajar. Voy a dejar que esta situación tenga lugar y voy a estar aquí presente con ella". Honra y respeta la situación, y afrontala.
Cuando hayas alcanzado este alto estado, tu nivel de energía será fenomenal. Dispondrás de cuanta energía precises en todo momento.
En un momento dado, habrá en ti tanta energía fluyendo que empezará a rebosar al exterior. Sentirás que se vierten oleadas de energía al exterior desde ti, fluyendo a través de tus manos, a través de tu corazón y a través de otros centro energéticos. Cuando estás lleno de energía, todos estos centros de energía se abren y una enorme cantidad de ella empieza a fluir desde ti.
Y lo que es más, esa energía afecta a los demás. La gente puede recibir tu energía y tú puedes alimentarlos con este flujo. Y si estás dispuesto a abrirte todavía más, ese flujo no se parará nunca. Te conviertes así en una fuente de luz para todos los que te rodean. Puedes incluso incidir en tu salud física. Cuando empieces a sentir que una enfermedad tiende a manifestarse en ti, simplemente relájate y ábrete, cuando te abres, dejas que entre más energía a tu sistema y de ese modo le permites curarse.
Mediante la meditación, la conciencia y la fuerza de voluntad puedes aprender a mantener tus centros abiertos. Para ello basta con que te relajes y sueltes; basta con que no te aferres a la idea de que existe alguna situación en la que merece la pena cerrarse.
Recuerda: si amas la vida, no hay nada ante lo que valga la pena cerrarse. No hay nada. jamás, por lo que valga la pena que cierres tu corazón.