Encuentras a un amigo que
no está pasando su mejor momento, le preguntas cómo está y te dice que “bien”
mientras esboza una sonrisa. Sin embargo, tú sabes que se encuentra mal, que
tiene problemas y que por su mente rondan muchas preocupaciones. Te das cuenta
de que su sonrisa es fingida pero, aun así, la aceptas y cambias el discurso.
Desgraciadamente, esta
situación es bastante común. De hecho, incluso nosotros mismos hemos intentado
en algún momento esconder la tristeza, el estrés y las preocupaciones detrás de
una máscara de tranquilidad y satisfacción, les impedimos a las personas que
nos ayuden y es más fácil que nos sumamos en el pozo negro de la depresión.
Cuando la depresión sonríe….
Algunos están deprimidos pero logran ser funcionales y
hasta bromistas en su vida cotidiana. Se trata de personas que llevan su dolor
por dentro, no lo exteriorizan y se van consumiendo a fuego lento, hasta que
llega un momento en el que caen a pedazos porque no pueden soportar más el peso
de la máscara que han construido y llevado durante meses o incluso años.
De hecho, en el ámbito de la Psicológica existe lo que
se conoce como “depresión sonriente”. Esta persona brinda una apariencia de
normalidad e incluso de felicidad, porque vive los síntomas de la depresión en
su interior, no los exterioriza sino que se esfuerza por ocultarlos. Como
resultado, incluso los demás pueden pensar que tiene una vida perfecta.
Las causas son diversas, pero, en sentido general, la
sonrisa equivale a un mecanismo de defensa, es una máscara que sirve para
ocultar un estado.
-Se
avergüenza de su problema. No podemos olvidar que la mayoría
de los problemas mentales aún están cubiertos por un estigma social por lo que
muchas personas no quieren que los demás sepan que están deprimidas. De hecho
la depresión en particular, es considerada por algunos como una falta de fuerza
de voluntad y de carácter, por lo que es comprensible que si se tiene este
perjuicio, se intente ocultar al considerar que se trata de un “defecto”.
-No
quiere reconocer la depresión. En algunos casos, la
persona no desea reconocer su estado y se esconde detrás de una apariencia de
normalidad, quizás con la esperanza de que la depresión desaparezca por sí
sola. En estos casos, se produce una negación y la sonrisa es un mecanismo de
autoafirmación a través de la cual se dice a sí mismo que no es para tanto, que
en realidad se siente bien.
-No
desea preocupar a los demás. Algunas personas
tienen la tendencia a guardar los problemas para sí, son introvertidos por
naturaleza y no quieren preocupar a sus seres queridos con sus dificultades. En
esos casos, fingen estar bien para no convertirse en una carga o una
preocupación para los demás.
-Le
preocupa mucho su imagen. Hay personas que piensan que los
demás les valoran y estiman solo por la imagen que transmiten. Por eso, se
esfuerzan por fingir que todo se encuentra bien, por esconder la depresión y su
verdadero “yo” convirtiéndose en personajes que suben cada día a un escenario
de teatro.
-¿Quiénes son más propensos a
sufrir la depresión sonriente?
- Las personas introvertidas,
que tienen una tendencia a guardarse los problemas o les cuesta hablar de sus
emociones.
- Las personas perfeccionistas,
esas que se exigen mucho a sí mismo y creen que no pueden fallar en ningún
ámbito de la vida.
- Las personas híper responsables,
que creen llevar el mundo sobre sus hombros y piensan que si se derrumban,
ocurriría un cataclismo de proporciones épicas.
Los peligros que entraña la
depresión sonriente
La persona deprimida que opta por la sonrisa sufre,
pero intenta vivir como si no sufriera. Sin embargo, las emociones y los
sentimientos nunca se deben obviar u ocultar porque ello no hará que
desaparezcan. Como resultado, esa persona que quizás pretende escapar de la
depresión, en realidad lo que está haciendo es alimentándola. A la larga, esa
actitud le pasará factura. De hecho, no son pocos los casos de intento suicida
que toman a los amigos e incluso a los familiares completamente desprevenidos.
Por otra parte, la persona que intenta esconder la
depresión generalmente se encarga de llenar su agenda, de manera que termina
llevando un ritmo de vida frenético que le produce un gran desgaste. Esa
necesidad de sobreactuar cada día, termina haciendo que se desmoronen
emocionalmente porque no es posible poner buena cara todos los días ni a todos.
Antes o después, la irritabilidad, el cansancio, la tristeza y la tensión
encuentran un espacio para salir a la luz.
El problema es que en este punto, la persona se
encuentra de repente cara a cara con su realidad y siente que está en un
callejón sin salida y sin nadie que le pueda ayudar. Por eso, puede llegar a
atentar contra su vida.
Fingir la sonrisa no es la
solución
Un estudio particularmente interesante realizado en la
Universidad Estatal de Michigan ha analizado el impacto de una sonrisa falsa en
nuestro estado de ánimo. Estos psicólogos siguieron a un grupo de conductores
durante dos semanas y descubrieron que mientras más sonrisas fingían, peor era
su estado de ánimo al regresar a casa, un estado de ánimo marcado por la
irritabilidad, la ira y la tristeza.
Por tanto, es importante que seas consciente de que
las emociones negativas no desaparecen por sí solas, se deben afrontar. Ocultar
o evitar el problema no hará que se solucione. Además, también debes saber que
la depresión no solo se resuelve dentro de las paredes de una consulta de
Psicología. La familia y los amigos pueden desempeñar un rol importante,
siempre que asuman una actitud comprensiva y te apoyen.