Solsticio de
Invierno.
Dependiendo de la correspondencia con el calendario, el Solsticio de
Invierno tiene lugar entre el 20 y el 23 de diciembre en el hemisferio norte.
Era la fecha en que las tinieblas son derrotadas por la luz, que vencía sobre
ellas.
Antecedentes
históricos:
La actual navidad, fue originalmente una fiesta cósmica, era un tiempo de
celebración de un nuevo comienzo, la oportunidad para empezar y que todo fuera
mejor.
Más tarde, cuando fue establecido el catolicismo romano por Constantino,
aproximadamente en el año 325 de la era occidental actual, las tradiciones
egipcias, babilónicas y romanas fueron introducidas en el cristianismo.
El festival del solsticio de invierno celebrado entre el 21 y el 25 de
Diciembre, pasó a ser la fecha oficial del nacimiento de Jesús y la antigua
costumbre de entregar regalos y presentes, fue acomodada a los supuestos magos
que visitaron al niño Jesús.
Según el historiador de religiones, E. Roízton Pike, “los persas y los
egipcios, los fenicios y los sirios, los griegos y los romanos y otros muchos
pueblos de la antigüedad, celebraban aquel día el parto de la reina de los
cielos, la Madre Celestial y el nacimiento de su hijo, el Dios Solar, Dionisio
o Baco, Mitra o Apolo, Zoroastro u Horus, etc., todos anteriores al Cristo
cristiano, y todos ellos llamados “El Salvador”, y nacidos de una virgen entre
el 20 y el 25 de diciembre; esto es: la fecha del solsticio de invierno,
también llamada “La puerta de los Dioses”.
Antes de cristianizarse esta fiesta, los pueblos de Europa encendían
hogueras en los campos para ayudar al Sol, en un acto simbólico para que “no
perdiera fuerzas”. En su consciencia interna sabían que el fuego destruye lo
malo y lo dañino.
En los países orientales, con ritos y creencias distintas,
se celebran estas fiestas conservando en todas ellas la misma esencia: rendir
un homenaje al Sol, que en ese día tiene un especial protagonismo: en el
hemisferio norte es el días más largo y, por consiguiente, el poder de las
tinieblas tiene su reinado más corto y en el hemisferio sur ocurre todo lo
contrario.
La antigua Roma
En la
antigua Roma en diciembre se celebraba
la Saturnalia, en honor al reinado del dios Saturno
sobre Roma en la Edad de Oro. En esa edad, la tierra en Roma producía
abundantemente y no había guerras ni discordia.
Durante la Saturnalia se celebraban fiestas durante una
semana entera, con comilonas y abundante bebida. A lo largo de esa semana se
invertía el orden social: los amos servían a los esclavos, los esclavos se
convertían en amos y desempeñaban altos cargos del estado.
La fiesta también era una celebración del fin de las
tinieblas y el comienzo de un nuevo año. A continuación un fragmento de las
palabras que la sacerdotisa pronunciaba para el rito de la Saturnalia:
“Esta es la noche
del solsticio, la noche más larga del año. Ahora las tinieblas triunfan y aun
así todavía queda un poco de luz. La respiración de la naturaleza está
suspendida, todo espera, todo duerme. El Rey Oscuro vive en cada pequeña luz.
Nosotros esperamos al alba cuando la Gran Madre dará nuevamente a luz al Sol,
con la promesa de una nueva primavera. Así es el movimiento eterno, donde el
tiempo nunca se detiene, en un círculo que lo envuelve todo. Giramos la rueda
para sujetar la luz. Llamamos al Sol del vientre de la noche. Así sea”
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