Los manipuladores son personas que a menudo se disfrazan
de corderos, pero que en realidad son lobos, dispuestos a atacar donde más
duele con tal de lograr sus objetivos. No dudan en pedirte que antepongas sus
necesidades a las tuyas, y ni siquiera se sienten agradecidos cuando lo haces.
Juegan con tus emociones, generan un profundo sentimientos de culpa y una falta
de confianza en tus capacidades, de manera que terminas siendo una pieza dentro
de su juego.
La manipulación psicológica implica
ejercer una influencia a través de la distorsión mental y la explotación
emocional, con la clara intención de tomar el poder o el control y obtener
algunos beneficios o privilegios a expensas de la víctima. El manipulador es
consciente de sus actos, actúa deliberadamente creando un desequilibrio de
poder que le permite inclinar la balanza a su favor y explotar a la otra
persona.
Cuando esta situación se repite a lo largo
del tiempo, corres el riesgo de llevar una vida que no es la que deseas pues,
sin darte cuenta, te has puesto a sus órdenes y has supeditado tus necesidades
y deseos a los suyos.
Los tipos de
manipuladores
– La víctima. Se trata de un tipo
de manipulación muy común pero también muy difícil de detectar porque la
persona asume el papel de víctima y te otorga el rol del verdugo. Para estas
personas, los demás siempre tienen la culpa, ellos son pobres víctimas
humilladas y maltratadas. Con este discurso, despiertan tu sentimiento de culpa
y te manipulan.
– El dependiente. Este manipulador
se coloca una máscara de persona débil e impotente, que depende de los demás.
Sin embargo, detrás de esa apariencia de cordero realmente se esconde un lobo
que manipula abiertamente los sentimientos enviando un mensaje muy claro: “no
me debes defraudar“.
– El agresivo. Se trata de personas
con mal carácter que pueden explotar en cualquier momento. Su estrategia de
manipulación es muy sencilla: se encargan de demostrarte que son los más
fuertes, de tal forma que tu personalidad se diluye pues sabes que cualquier
paso en falso puede dar lugar a una pelea.
– El
interpretador. Se trata de una persona que, a primera vista,
parece estar de tu parte, pero utilizará continuamente tus palabras contra ti.
Son expertos en manipular la información y ponerla a su favor, en encontrar
intenciones ocultas en los mensajes y actos, así generan un sentimiento de
culpa por algo que nunca has dicho o hecho.
– El
sarcástico. Estos manipuladores no ponen sus cartas sobre la
mesa sino que prefieren jugar a buen resguardo. Por eso sus técnicas son los
comentarios sarcásticos, las críticas veladas y las humillaciones. De esta
forma demuestran su superioridad, te denigran y logran manipularte a su antojo.
– El
proyector. Estas personas creen que son perfectas y que los
demás están llenos de defectos. Por tanto, cada vez que pueden, te hacen notar
que te has equivocado o que no has cumplido con sus parámetros, generando así
una gran inseguridad y falta de confianza que juega a su favor ya que ellos se
erigen como buenos mentores o jueces supremos.
¿Cómo detener a un manipulador?
1. Conoce tus
derechos fundamentales
El primer paso para hacerle frente a un manipulador es ser
consciente de que tus derechos están siendo violados. Los debes defender, pero
sin hacerle daño a los demás.
-Tienes derecho a ser tratado con respeto.
-Tienes derecho a expresar tus sentimientos, opiniones y deseos.
-Tienes derecho a establecer tus propias prioridades.
-Tienes derecho a decir “no” sin sentirte culpable.
-Tienes derecho a protegerte ante una amenaza física, mental o
emocional.
-Tienes derecho a crear una vida propia.
2. Mantén la
distancia
Las personas manipuladoras a menudo se mueven entre los extremos.
Es decir, tienen dos caras, pueden ser muy amables con algunos y extremadamente
groseros con otros, pueden parecer indefensos y al instante siguiente,
comportarse de manera agresiva. Si conoces a una persona así, lo mejor es
mantener la distancia porque es probable que se trate de un manipulador.
En el caso de que ya hayas caído en sus redes, intenta minimizar
el contacto. No se trata de huir pero no hay necesidad de exponerse
innecesariamente a sus ataques.
3. Evita culparte
Una de las estrategias del manipulador consiste en despertar un
sentimiento de culpa en su víctima. Sin embargo, si están vulnerando tus
derechos, debes ser consciente de que la víctima eres tú y que no tienes por
qué sentirte culpable. Si no llevas esta situación al plano emocional, el
manipulador habrá perdido la batalla. Pregúntate:
¿Estoy siendo tratado con respeto?
¿Las expectativas y demandas de esa persona son razonables?
¿Se trata de una relación en la que solo uno da y el otro no entrega nada a cambio?
¿Me siento bien conmigo mismo en esa relación?
Tus respuestas te darán pistas importantes porque te permitirán evaluar si el “problema” en la relación eres tú o la otra persona.
4. Devuelve
las preguntas
A veces, para desenmascarar a un manipulador es suficiente con
hacerle unas cuantas preguntas, estas le indicarán que no eres una persona
fácil de manipular y que conoces sus intenciones, aunque intente ocultarlas.
Por ejemplo:
¿Te parece una petición razonable o justa?
Según tú, ¿qué tendría que responder?
¿Me lo estás pidiendo o solo me lo estás comentando?
Estas preguntas hacen que el manipulador se mire al espejo y pueda
ver la verdadera naturaleza de su estratagema. Si esa persona tiene cierto grado de conciencia,
probablemente retirará la demanda y dará marcha atrás.
5. Usa el tiempo a tu favor
Los manipuladores a menudo realizan demandas irracionales y
presionan para obtener una respuesta inmediata porque saben que si reflexionas
sobre ello, es probable que te niegues a cumplir sus deseos. Por eso, puedes
usar el tiempo a tu favor, cuando te hagan una propuesta respóndeles: “Voy a pensar en ello“.
Luego, tómate el tiempo que necesites para evaluar los pros y los
contras, con serenidad y sin sentirte presionado.
6. Di “no” con firmeza
Los manipuladores son expertos leyendo el lenguaje extraverbal así
que si les das un “no” tibio o inseguro, lo notarán y volverán a la carga. Por
tanto, cuando no puedas cumplir sus demandas, dilo claramente y sin titubear.
No des demasiadas excusas porque te hará parecer indeciso y puede indicar que
sientes culpa por la negativa. Simplemente di: “lo he pensado pero no lo voy a hacer“.
Jennifer Delgado
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