sábado, 20 de septiembre de 2014

RESPETA MI LIBERTAD.


 
Si pones la cabeza en la boca de un león ¿te morderá?

Eso depende de que el león sea manso o no, haya comido y no esté hambriento o sea un león de circo entrenado para dejar que la gente haga eso.

Aunque sea un león entrenado, estoy seguro que la persona que pone su cabeza dentro de la boca del león tendrá un momento de temor. Esta no es una pregunta tonta, hacemos esto todo el tiempo cuando nos involucramos con nuestros compañeros kármicos, compartimos con ellos nuestras experiencias, nuestras lecciones y entonces los desafiamos a que no nos coman la cabeza.

Generalmente logramos salir con la cabeza en su sitio pero podemos sufrir otros traumas, incluyendo el disgusto que sentimos cuando alguien repite comportamientos pasados, aunque les demos todas las oportunidades para no hacerlo.

 Pensad en cuántas formas tenemos de demostrarles a los demás que los amamos y los valoramos y no queremos hacerles daño y ellos responden arrancándonos la cabeza. ¿Quién está equivocado aquí, nosotros por confiar en alguien que no es confiable, o ellos por no reconocer nuestros esfuerzos y responder apropiadamente?    

Haré aquí un comentario que pudiese ser poco agradable – cuando no honramos la verdad de los demás somos irrespetuosos y manipuladores, independientemente de cuál sea esa verdad. Cuando no creemos que alguien elije ser cruel, mentiroso y deshonesto y tratamos de cambiar su comportamiento, no estamos honrando quienes son. Nosotros no tratamos de hacer que las personas agradables sean desagradables, así qué ¿por qué tratamos de hacer que las personas desagradables sean agradables? Ambas están hablando y actuando a través de la verdad de su verdad y necesitamos respetar esa verdad.

No estoy aceptando el comportamiento de las personas que son crueles, mentirosas  y deshonestas, solamente estoy diciendo que lidiar con ellas sabiendo de antemano que estamos metiendo la cabeza en la boca del león conociendo que muerde, es colocarnos en una posición de gran decepción y potencialmente de mucho dolor. Entonces, ¿qué opciones tenemos?:   

Evitar el león – no es necesario involucrarse con personas que sabemos van a hacernos daño y a las que probablemente no vamos  a hacer cambiar; por honorables que sean nuestras intenciones. Lo más seguro es que al interactuar con ellas las molestemos y se cree una situación que resulte en más dolor para nosotros. Si ya nos ha mordido una vez, es mejor evitar el león.   

Esperar a que el león nos invite a meter nuestra cabeza en su boca – cuando tratamos de cambiar a las personas antes de que ellas reconozcan que están considerando o tratando de cambiar, estamos siendo irrespetuosos con ellas, independientemente de cuán nobles y meritorios sean nuestros esfuerzos. A menos que alguien desee cambiar verdaderamente, cualquier esfuerzo que hagamos por cambiarlos será respondido con una resistencia y rechazo entendible. Sepamos que cuando ellos estén listos, ellos nos encontrarán a nosotros y es entonces cuando ellos se darán cuenta de que nosotros estamos haciendo algo que ellos también desean  hacer, y que quieren aprender cómo crearlo en su vida. 

Ved en él a su parte Divina. Aunque podamos reconocer lo Divino en todos (y ciertamente está ahí), tenemos que conectarnos con ellos a través de cómo ellos elijen expresar su divinidad. Por mucho que pensemos en cómo debían ser o actuar las personas o hacer  las cosas de manera diferente y por mucha energía divina que ellas posean, es la forma en las que ellas expresan esta energía a través de su lado humano la que constituye el verdadero barómetro de su ser. Cuando reconocemos que decidir si es seguro o no abordarlas y conectarnos con ellas, mucho menos poner nuestra cabeza en su boca, estamos honrando la humanidad de ellas y aceptando cómo ellas elijen utilizar su energía. Honramos a los demás viéndolos como ellos elijen ser, no cómo quisiéramos que ellos fuesen o pensar que ellos sean capaces de ser.

Nuestra tarea no es cambiar o sanar a los demás. Nuestra tarea radica en cambiarnos a nosotros mismos y convertirnos en una fuente de inspiración y sanación, para que los demás puedan escoger por sí mismos.

 Las personas se sentirán más inspiradas por las fuentes de alegría, amor, abundancia y éxito que porque se les diga de qué son capaces si se esforzaran más, o si cambiaran de alguna manera. Ninguno de nosotros sabe cual es el Contrato de alguien con la Fuente durante su vida, así que no podemos juzgar lo que ellos están haciendo o siendo porque aquello que pensamos que es el comportamiento espiritual más bajo que hayamos visto puede ser su mayor salto en entendimiento y transformación.     

Una de nuestras mayores lecciones es el no juicio y la aceptación compasiva, lo cual requiere que evitemos juzgar a los demás y decidir si nos conectamos con alguien basándonos en nuestra energía, en lugar de decidir que ellos están haciendo algo malo porque su comportamiento no cumple con nuestras expectativas de lo que pensamos que debía ser su comportamiento.   

Evitar al león es una opción siempre y si eso no fuese posible, aseguraos antes de poner nuestra cabeza en su boca que ese león no tiene la reputación de morder a todo el que la introduce en sus fauces.
 
J.A.Marcos Fonfria

 

 

 

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