Abre los ojos… y mira…
estamos atravesando la línea que nos lleva a un mundo nuevo, todo a nuestros
alrededor está cambiando, despertando, floreciendo. Sin embargo se nos ofrecen
noticias, datos, donde solo parece haber situaciones dramáticas, catástrofes,
hambre etc. Esto puede hacer que en ocasiones nos sintamos impotentes y creamos
que no podemos hacer nada para cambiar las cosas. Pero en medio de la bruma de
nuestro subconsciente, sentimos que algo grande está sucediendo; no tenemos
pruebas tangibles, pero lo sentimos.
Para algunos estas ondas
energéticas que nos envuelven, son más fáciles de asumir, ya que las reconocen,
pero para otros se convierten en síntomas de estrés, depresión, o de cualquier
otro desarreglo físico. Pero para ambos,
existe dentro de nosotros una “expresión”, que llamamos ego, el cual puede
convertir este Gran Paso que estamos dando en un verdadero desastre,
dependiendo del poder que le demos, a cada una de sus partes, positiva y
negativa.
En la mente superior el
ego no existe, ya que es un aspecto del yo existiendo solo en el estado
encarnado, creado para ayudar al yo en el plano material de la existencia, para
ayudarnos a la supervivencia de uno mismo. El ego está diseñado y programado
para servir como ojo a través del cual vemos y descodificamos el mundo
que nos rodea, su única función es darnos la información del mundo exterior.
Pero en estos tiempos el
ego esta tan sobrecargado como nosotros, por todo el mundo físico que nos
rodea, y no encuentra la forma de que sus transmisiones sean comprendidas por
el yo. Pensando que está en su derecho al hacerlo, el ego defiende su posición
en caso de ataque, empezando a cubrirse a si mismo, independientemente de lo
que hagamos con nuestras vidas.
Cuando cada uno de nosotros decide volver a
ser dueños de sus decisiones, el ego entra en pánico, lucha y recuerda todo lo
que sabe de nosotros, poniéndonos delante nuestros temores, frustraciones y
traumas, de esa forma se convierte en nuestro peor enemigo, entablando una
lucha de poder de la que podemos salir mal parados. Cuanto más luchamos por el
control, más nos ve el ego como una amenaza, porque en definitiva lo que
intenta es sobrevivir.
El mundo físico es un
universo entero para el ego, y como no puede acompañarnos en al camino de
regreso a la fuente,( ya que eso termina con él), se resistirá y nos hará dudar
de cualquier progreso espiritual, hasta que logremos reprogramarlo.
¿Cómo podemos recuperar
el control? Pues solo desde la honestidad y el amor, nunca por la fuerza o la
lucha, ya que lo hacemos más fuerte. Lo primero es entender que el ego, al
igual que un niño quiere sentirse importante, así que tenemos que mirar dentro
de nosotros y enfrentarnos al ego en su propio terreno, buscar en nuestro
interior y llamarlo con amor y armonía, puede ser que al principio no saquemos
nada en claro, pero si somos persistentes, nos pondremos de acuerdo con él,
entablando una relación beneficiosa para ambos, sin rencor, con amor y perdón,
como le hablaríamos a un niño rebelde que quiere conseguirlo todo.
Tengamos en cuenta, que
la mayoría de las veces somos nosotros los que le hemos dado poder, para eludir
responsabilidades. Ahora cuando ya tenemos la consciencia de nuestra
responsabilidad, es hora de probar que somos capaces de tomar las riendas.
Al principio puede que no parezca fácil, pero
poco a poco ganara confianza esta relación, ya que ambos comenzamos la vida
juntos, y necesitamos trabajar juntos para vivir mejor, así que, estableceremos
un acuerdo mutuo de colaboración.
Llegados a este punto,
veréis la cantidad de información que recibimos del ego lo que nos serán de
mucha ayuda para seguir en camino de expansión de conciencia tanto a
nivel de este planeta, como a través del universo.
Al llegar a un acuerdo
con nuestro ego, nos daremos cuenta de que en todo lo que existe, (Hogar,
familia, sociedad etc) existe un ego desarrollado, y estaremos en condiciones
de que no nos atrape, restableciendo el orden y el equilibrio desde nuestro yo,
expandiendo este autodominio a nuestro alrededor.
Ser positivos,
responsables y amarnos, nos hará avanzar por el nuevo camino con paso firme.
Que seáis felices.