miércoles, 15 de diciembre de 2021

SAGITARIO: 22 DE NOVIEMBRE AL 21 DE DICIEMBRE



SAGITARIO


ZONA DEL CUERPO: CADERAS Y MUSLOS

Con Sagitario dejamos el recorrido zodiacal de la parte superior del cuerpo y nos concentramos en la parte inferior, comenzando por las caderas. Claro que el cuerpo funciona como un todo unificado, así que esta división superior-inferior es sólo de nombre. Pero la lección del Centauro es alinear conscientemente las dos partes y lo que representan. Porque Sagitario está aquí para hacer evolucionar el cuerpo como vehículo para el alma, haciéndonos aspirar a los ideales más elevados y puros como un objetivo permanente.

Sea cual sea su viaje, el Centauro recibe sus lecciones con ayuda de sus caderas, la zona del cuerpo que corresponde al signo Sagitario. Perfectamente equilibradas para la lucha de Sagitario, estas dos grandes articulaciones está, yuxtapuestas entre las partes superior e inferior del cuerpo. La parte superior va desde la pelvis a la cabeza, e incluye la espalda, el cuello, las extremidades superiores y los órganos internos (llamados colectivamente tronco); la parte inferior va hacia abajo a partir de la pelvis y comprende los muslos, las piernas y los pies.

Podemos notar las caderas instaladas en lo profundo a cada lado de la entrepierna, y su profundidad es fuente de su fuerza física. Las fuertes caderas están formadas por huesos fuertes, la pelvis y el fémur. La pelvis es una ancha cavidad ósea que soporta el peso de la parte superior del cuerpo y trasfiere su fuerza a las extremidades inferiores. Este es uno de los huesos que por su posición capacita al ser humano para erguirse sobre dos pies, rasgo anatómico que nos distingue de nuestros hermanos vertebrados.

Adondequiera que nos lleve el viaje, ya sea al aeropuerto o a un ashram, las caderas nos sirven para caminar hasta allí. Para llegar adonde queremos, se requiere no sólo movimiento sino también una dirección; en eso está el trabajo principal de todo Centauro: debe seguir una dirección, y su camino lo induce a elegir la superior, aquella que lo satisface en cuerpo y alma.

La palabra latina sagittarius significa "arquero", y el símbolo de la constelación llamada Sagitario es, acertadamente, un flecha. Esta flecha está dirigida por el Centauro, ser mitad hombre mitad animal, que la apunta hacia el amplio horizonte; tensando la cuerda de su arco dispara la flecha, dejando una ardiente huella para el osado viaje que lo induce a dirigir su cuerpo hacia lo que anhela su alma.

¿Cómo elegimos nuestra dirección en la vida? No hay dirección correcta ni incorrecta, sino sólo la que nos sirve mejor. La verdadera dirección es la que proviene de nuestra verdadera naturaleza, de un conocimiento filtrado por la mente, pero que también es más grande; es ese sutil sentido de finalidad, como si el alma hubiera venido a esta vida con una misión por cumplir, la que divisamos de vez en cuando. Nuestro Sagitario está aquí para reconocer eso que divisamos, para inducirnos a confiar en eso y luego ayudarnos a seguir su dirección, lleve a donde lleve.

Según la mitología griega, hubo un tiempo, en que los centauros vagaban por la Tierra. Estos seres mitad hombre y mitad caballo, vivían en las montañas de Tesalia; se albergaban en cuevas, cazaban animales salvajes para alimentarse y para luchar usaban piedras y ramas. En las obras clásicas griegas y romanas, desde la Odisea de Homero a Las metamorfosis de Ovidio, estos centauros representaban las tendencias más primitivas del hombre; saqueaban ciudades, robaban mujeres y bebían más vino que Dionisos (el dios griego del vino).

Pero este cuento admonitorio es sólo la mitad de la historia, porque estos seres también eran humanos; cada centauro tenía un tronco humano que se elevaba de su cuerpo equino, y representaba los ideales más elevados del hombre. Así como los primeros centauros eran esclavos de sus naturalezas animales, sus descendientes fueron otra clase de centauros que honraban sus aspectos humanos más elevados. Estos fueron lo maestros y médicos que tenían sabiduría y visión profética. 

Uno de estos centauros se llamaba Quirón, amigo y maestros del gran guerrero Hércules. Un día, cuando estaba ayudando a Hércules, Quirón fue herido, por error, por una flecha envenenada. Zeus, como regalo al buen centauro, lo alivio de su dolor y lo ascendió a los cielos convirtiéndolo en la constelación de Sagitario. Así el Centauro pasó a ser el símbolo zodiacal del signo Sagitario.

Parte del viaje de nuestro Centauro exige fe en el plazo divino; fe en que lo que deseamos y necesitamos llegará a su debido tiempo (lo que no siempre está sintonizado con nuestro sentido del tiempo). Si no, nos encontraremos refunfuñando por el fracaso de nuestros bien ideados planes con una indignación que creemos justa. 

Estas son las manifestaciones físicas producidas por no conseguir nuestro Sagitario lo que considera justo:

Tensión o rigidez en los músculos de las caderas.
Músculos de las caderas desequilibrados (por ejemplo los abductores)
Muslos girados hacia dentro o hacia fuera de modo fijo
Limitación en los movimientos de las caderas
Dolor en las articulaciones, en torno a los trocánteres mayores o en la zona glútea
Dolor en los nervios de la zona glútea o en la parte posterior del muslo
Otras: Excesos en la comida o bebida, desequilibrio hepático.

Sagitario es el noveno signo del zodiaco. Su energía reconoce nuestras naturaleza superior e inferior, y pide que sea la superior la que dirija.

Sintoniza tu Sagitario interior con preguntas, ejercicios y actividades que centren la atención en las caderas. Hazlo para aspirar a las estrellas de modo que esto oriente tu rumbo en la Tierra.

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