Cuando el universo comenzó en el Big Bang, hace unos
13.800 millones de años, no había carbono. Hacía tanto calor que toda la
materia estaba en forma de partículas, llamadas protones y neutrones.
Inicialmente habría habido la misma cantidad de protones y de neutrones. Sin
embargo, cuando el universo se expandió, se enfrió.
Alrededor de un minuto después del Big Bang, la
temperatura habría caído a alrededor de mil millones de grados, unas cien veces
la temperatura en el centro del Sol. A esta temperatura, los neutrones
comienzan a descomponerse en protones. Si eso hubiera sido todo lo que sucedió,
toda la materia del universo habría terminado como el elemento más simple, el
hidrógeno, cuyo núcleo consiste en un único protón.
No obstante, algunos de los neutrones chocaron con
protones y se unieron a ellos para formar el siguiente elemento más simple, el
helio, cuyo núcleo se compone de dos protones y dos neutrones.
Pero en el universo primitivo no se habrían formado
elementos más pesados que este, como por ejemplo el carbono y el oxígeno. Es
difícil imaginar que se pudiera construir un sistema vivo con solo hidrógeno y
helio y, de todos modos, el universo temprano todavía estaba demasiado caliente
para que los átomos se combinaran en moléculas-.
El universo continúo
expandiéndose y enfriándose. Pero algunas regiones tenían densidades
ligeramente más altas que otras y la atracción gravitacional de la materia
extra en esas regiones redujo el ritmo de la expansión y finalmente la detuvo,
y se colapsaron para formar galaxias y estrellas, unos dos mil millones de años
después del Big Bang.
Algunas de las primeras estrellas habrían estado más
calientes que el sol y habrían convertido el hidrógeno y el helio originales en
elementos más pesados, como carbono, oxígeno y hierro. Esto podría haber tomado
solo unos pocos cientos de miles de años.
Después de esto, algunas de las estrellas explotaron como
supernovas y esparcieron los elementos pesados en el espacio, formando así la
materia prima para las generaciones posteriores de estrellas.
Las otras estrellas están demasiado lejos para que
podamos ver directamente si tienen planetas girando en torno a ellas. Sin
embargo, se estima que una de cada cinco estrellas tiene un planeta de tamaño
parecido al de la Tierra girando a una distancia de la estrellas compatible con
la vida, tal como la conocemos.
La aparición temprana de la vida en la Tierra sugiere que hay muchas posibilidades de generación espontanea de vida en condiciones adecuadas. Al principio, el proceso de evolución biológica fue muy lento. Se tardó dos mil quinientos millones de años en evolucionar de las células más antiguas a organismos multicelulares. Sin embargo, se tardó menos de mil millones de años adicionales en evolucionar hasta los peces, y unos quinientos millones en evolucionar de los peces hasta los mamíferos.
Pero luego la evolución parece haberse acelerado aún más. Solo se tardó unos cien millones de años en pasar desde los primeros mamíferos hasta nosotros. La razón es que los mamíferos primitivos ya contenían esencialmente la mayoría de nuestros órganos importantes. Todo lo que se requería para evolucionar desde los primeros mamíferos hasta los humanos fue un poco de ajuste fino
Stephen Hawking
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