A menos que uno vaya pelando las capas de su personalidad
hasta el final y redescubra su esencia, uno sigue teniéndola atascada,
congelada en su interior. Este bloqueo te impide fluir, y eres más una roca sólida
que un rio.
Pocas veces se tiene el coraje para penetrar hasta el
núcleo más profundo del no-ser, entonces uno se convierte en un buda, total,
sano, santo.
Tenemos que comprender nuestras capas de personalidad
porque ese entendimiento en sí mismo es una fuerza sanadora. Si podemos
entender exactamente donde estamos bloqueados, el bloqueo empezara a fundirse.
La primera capa de tu personalidad es la más superficial.
Es la capa de las formalidades, de las habilidades sociales. Esta capa es
necesaria, no tiene nada malo. Te encuentras con una persona en la calle, y
conoces a la persona; si no dices nada y él tampoco dice nada, si no se
satisface ninguna formalidad social, ambos os sentiréis muy mal. Hay que hacer
algo. No es que digas las cosas en serio, pero son un lubricante social.
Favorece y suaviza. Es la capa de: “Buenos días, ¿Cómo estás? ¡Genial! ¡Bien!
¡Hace buen tiempo! Vale nos vemos”.
Esta capa es buena, pero si eres utilizado por ella y te
quedas congelado perdiendo todo contacto con tu interior, si nunca vas más allá
de esa capa, entonces estas estancado.
En ocasiones, la persona que se queda estancada en la
primera capa está evitando relacionarse de forma más vital con los demás. Etiquetas,
maneras, palabras, charla siempre en la superficie; no hablan para comunicar,
hablan para evitar la comunicación.
Son personas cerradas. No es ninguna sorpresa que su vida
sea desgraciada.
Se consciente, y si estas atascado en este nivel, date
cuenta; la consciencia misma te ayudara a fundir el bloqueo, a evaporarlo, y
tendrás energía disponible para entrar en la segunda capa.
La segunda capa es la de los roles y los juegos. En ella está
el: “Yo soy el marido, yo soy la esposa, yo soy el jefe, yo soy el amo, yo soy…..Etc.”.
Todos los que se consideran por encima de los demás viven en la segunda capa,
la capa de los roles. Cada uno piensa que él o ella es el mejor del mundo.
La del ego es la segunda capa. En ella vives desempeñando
roles y teniendo que cambiar de rol continuamente. Cuando te relacionas con
alguien que consideras “inferior” asumes el papel de amo, del que manda, para
ti el otro es una “no-entidad”. Pero después, vas a la oficina, entra tu jefe y
cambias el papel. Ahora no eres nadie, te pones en pie lo saludas etc.
Continuamente, durante veinticuatro horas al día, en cada relación tienes un
papel diferente que desempeñar.
No hay nada malo en ello; es un drama muy hermoso,
siempre que no te quedes atascado en él. Hay que participar, la vida es una
obra de teatro; uno tiene que desempeñar muchos papeles, pero no quedarse
fijado en ninguno. Porque si el papel se convierte en tu vida y no sabes hacer
más que eso, nunca entraras en contacto con la vida misma.
Después hay una tercera capa, la capa del caos. Aquí hay
una energía tremenda y no hay reglas. La tercera capa te da miedo. De repente
¡ya no sabes quién eres!. Pierdes la identidad, las reglas desaparecen; surge
un caos tremendo, un vasto océano azotado por la tormenta.
Es muy hermoso si lo puedes entender, de lo contrario
puede ser terrible. Pero si te mantienes alerta en la tercera capa, si eres
consciente y meditativo, entonces sentirás la esencia de la vida, y el caos se convertirá
en cosmos.
La Conciencia es un fenómeno transcendente, sabes que
todo lo que te rodea es caótico, pero en el fondo de ti no hay caos. De repente
estas por encima de él; no estás perdido en él. Cuando has superado el caos, y
has afrontado la anarquía del mundo interno, entonces eres capaz de entrar en
la cuarta capa.
En la cuarta capa el ego muere; de repente pierdes toda
identidad “Tú” ya no estas allí, ahora estas en un lugar donde solo hay vida
vibrando: vida desconocida, vida sin nombre. Simplemente VIDA, y tú
personalidad no está allí, porque entonces sientes que:
La ola ha desaparecido, se
ha integrado al Todo y ahora es el mar.
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