YO NUNCA DOY LA ESPALDA,
MI INDIFERENCIA
LA REGALO DE FRENTE
En este mundo de espaldas necesitamos personas que actúen de frente, cara a
cara, sin miedo, sin vacilaciones. Por ello, a la hora de regalar tu
indiferencia a alguien es mejor hacerlo sin titubeos y con la mirada firme y
tranquila de quien sabe decir “basta”, de quien no teme poner límites a lo que
no desea o que perturba su equilibrio.
Todos sabemos que pocos componentes son tan esenciales en las relaciones
humanas como el reconocimiento del otro. Gracias a esa interacción, a esa
deferencia casi siempre significativa y auténtica, existimos, aprendemos y
crecemos como personas. Sin embargo, cuando un vínculo en concreto nos hace
daño o nos causa infelicidad también es necesario saber “reconocer” la ofensa y
reaccionar ante ella en lugar de huir, de dar la espalda.
Algo que no podemos olvidar es que siempre será preferible perder la
relación con una persona a perder la propia salud. Ahora bien, para
“deshacernos” de ese lazo o de esa relación problemática debemos actuar con
madurez, congruencia y con una adecuada
Inteligencia Emocional. Porque quien elige dar la espalda es que no sabe
actuar de frente.
Es necesario dotarnos de adecuadas habilidades para gestionar este tipo de
situaciones. Nos sentiremos más competentes, satisfechos y disfrutaremos a su
vez de una mejor calidad de vida y salud mental.
Quizá por ello, quien no este habituado a tratar con empatía y con adecuado
reconocimiento a los seres que ama, tampoco sabrá gestionar de forma correcta
sus conflictos. Porque si algo no nos gusta, no sirve de mucho salir corriendo,
ni asumir tampoco esa actitud infantil capaz de dejar en la invisibilidad a
quien no le agrada, a quien no encaja en sus partituras o simplemente le lleva
la contraria.
Los problemas se afrontan. Los conflictos se encaran. Porque al fin y al
cabo, nuestra existencia no es una línea recta sin baches, ni un escenario
aséptico donde avanzamos como seres inmunes a las diferencias o a los
encontronazos. A veces, no es solo el
agravio lo que nos molesta. También nos afecta la forma en que nosotros mismos
reaccionamos ante lo que nos sucede.
Así pues, hacerlo con madurez e inteligencia nos permitirá construir un
autoconcepto más válido, más firme y enriquecedor.
Aprende a gestionar tus diferencias y tus conflictos.
A todos nosotros nos agradan las personas que se implican, que toman partido,
que tienen voz y opinión sobre las cosas y que además, se atreven a
defenderlas. Esa energía vital está unida a su vez a un compromiso casi mágico
con uno mismo. Porque toda personalidad dotada de una buena autoestima no se
esconde no da la espalda, sino que hará uso de una adecuada asertividad para
decir con claridad lo que no le agrada y por qué no le agrada.
Claves para
encarar con valentía lo que te molesta.
Céntrate en el “aquí y ahora” cuando tengas que afrontar
un conflicto. No importa si en el pasado esa persona o esa situación en
concreto te aportaba equilibrio y felicidad. Si lo que recibes ahora es un duro
agravio o una afilada ofensa, reacciona. Todo dolor que se experimenta en el
presente no acepta tiempos condicionales.
Mantén la calma en todo momento, la ira es un caballo
desbocado que nos lleva a lugares que no deseamos. Quien da la espalda huye,
actúa con miedo o con cobardía. Quien agrede con rabia y desprecio no siempre
halla el bienestar que pretende. En cambio, la persona que es valiente y actúa
con Inteligencia Emocional ha aprendido a construir un palacio de templanza en
su mente para actuar de frente, para mirar con serenidad lo que enturbio sin
llegar nunca a la agresión o al desprecio.
Habla con asertividad. Debes dejar claro que es lo que te
molesta y lo que no estás dispuesto a
tolerar. Si no hablamos con claridad, la persona que tienes enfrente iniciará
nuevas tentativas para cruzar una y otra vez tus límites personales. En caso de
no dejarlo claro y optar solo por una conducta de evitación, es probable que se
generen nuevos intentos de ataque, de ofensa.
Para concluir, en
este mundo donde ya abundan demasiadas espaldas, aprendamos a actuar siempre de
frente. Aunque sea para regalar un silencio, aunque sea para ofrecer una
elegante mirada donde brilla la indiferencia más sabía.
Valeria Sabater
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