Cuando la
confianza hace daño.
Los
amigos pasivo-agresivos son malos compañeros en el viaje. Sin embargo, a veces
cuesta bastante dejarlos en el andén, decirles adiós, explicarles que con ellos
nada es fácil, que la amistad duele y que nos sentimos claramente dañados por
su forma de ser. Así, si bien es cierto que resulta complicado hacer frente a
este tipo de relaciones, es algo que deberíamos plantearnos.
Entonces…¿qué
sería lo más correcto en estas situaciones? ¿Seguir manteniendo ese vínculo o
hablar seriamente con esa amistad y exigirle cambios? Bien, en este tipo de
situaciones no hay una formula
universal. En realidad, dentro de la personalidad pasivo-agresiva hay distintos
subtipos, con lo cual, podemos estar ante personas con una conducta más lesiva
y otras donde lo sea un poco menos.
Lo
cierto, es que a pesar de existir diferentes tipologías, convivir con alguien
pasivo-agresivo significa tener que estar soportando, casi a diario,
comportamientos donde abunda la inseguridad, la ambivalencia, el resentimiento
e incluso la agresividad soterrada. A veces pueden ser muy sutiles, pero cuando
se comparte tiempo con este tipo de
perfil, dichas sutilezas terminan viéndose venir y duelen como alfileres.
Sea como
sea, lo más adecuado es saber reaccionar. Tener como amigo a un pasivo-agresivo
supone entre otras cosas, vivir conflictos casi de manera continuada, y
experimentar una lenta desmoralización. Cuando lo que uno espera precisamente
de una amistad es justo lo contrario. Profundicemos por tanto un poco más en
este tema.
Amigos
pasivo-agresivos, un tipo de personalidad muy común
Hace ya
más de un siglo que viene describiéndose en psicología la personalidad
pasivo-agresiva. Fue de hecho el psicoanalista austriaco Wilhem Reich que nos
habló de ella por primera vez poco después de la Segunda Guerra Mundial. Según
él, era el tipo de personalidad más predominante entre la población.
Asimismo,
poco después este perfil acabó apareciendo en el Manual Diagnostico y
Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM), catalogándose como un trastorno
de personalidad. Ahora bien, en las últimas versiones de este manual ha dejado
de considerarse un “trastorno” para entenderse simplemente como un forma de
personalidad, una que en ciertos casos, puede aparecer con otras condiciones,
como trastornos obsesivos-compulsivos o incluso el trastorno dependiente de la
personalidad.
Por otro
lado, y como bien sabemos, este tipo de conducta puede aparecer en muchas
personas de nuestro entorno cercano: padres, madres, pareja, compañeros de
trabajo, amigos….No obstante, hay un hecho curioso, y es que nos es más fácil
identificar este comportamiento en los demás antes que en nosotros mismos.
Debemos tenerlo presente: todos somos susceptibles de aplicar este tipo de
dinámicas tan dañinas.
Los amigos
pasivo-agresivos y sus comportamientos
Cuando hablamos
de amigos pasivo-agresivos el tema resulta algo más complicado. ¿La razón? A
menudo lo que nos une con estas personas es el tiempo y el efecto. Es posible
que hayamos vivido muchas cosas a su lado, e incluso que nos hayamos
acostumbrado a ser pacientes, a perdonar y dar terceras y cuartas
oportunidades.
Sin
embargo, sabemos que hay algo que no esta bien en ellos y no sabemos ponerle
nombre. Por tanto, veamos que caracteriza a este tipo de perfil. Para ello, nos
basamos en los trabajos de Theodore Millon.
Sin embargo, sabemos que hay algo que no está bien
ellos y no sabemos ponerle nombre. Por tanto, veamos qué caracteriza a este
tipo de perfil. Para ello, nos basaremos en los trabajos de Theodore Millón.
Son tortuosos
¿Qué
significa exactamente tortuosos? Este término hacer
referencia a un tipo de comportamiento claramente retorcido. Estos serían
algunos ejemplos:
Son
proclives a la procastración. Tardan mucho en dar respuestas,
en acudir a una cita, en reaccionar cuando se espera algo de ellos. Son
personas a las que siempre se les “olvidan” las cosas, esas en las que no
puedes confiar y las que tienen siempre en el bolsillo mil excusas y
justificaciones.
Tienen
tendencia al enfado frecuente. Cuando lo hacen, utilizan el
silencio como castigo.
Son
abrasivos. Los amigos pasivo-agresivos aplican conductas
abrasivas, de las que duelen y dejan marca emocional. Esto quiere decir que su
trato suele ser dañino, hay momentos que hacen uso de una aparente superioridad
moral para juzgarnos y criticarnos, al poco, se muestran sumisos y
dependientes.
La inestabilidad como forma de ser
Una frase que les define a la perfección es el “contigo,
pero sin ti”. Tienen la necesidad de controlarnos, de estar encima de nosotros
para supervisar cada aspecto de nuestra vida, pero al mismo tiempo, no soportan
que opinemos sobre lo que ellos hacen o dejan de hacer. Asimismo, es común que
de buenas a primeras se muestren llenos de energía y positividad y horas después,
sean un pozo de rencor y sufrimiento.
La eterna insatisfacción
Los amigos pasivo-agresivos ven un problema en cada
situación, un error en cada detalle, una mota de polvo en cada cristal
reluciente. Algo así genera, por ejemplo, que no podamos compartir con ellos
nuestras alegrías, porque si hay algo en lo que son expertos es en apagar
ilusiones, esperanzas y también la propia moral.
Asimismo, este tipo de personalidad es muy hábil a la hora
de usar el victimismo, también esas gafas donde solo se ven a ellos mismos y su
propia realidad distorsionada.
Tango un amigo pasivo-agresivo. ¿Qué puedo hacer?
Los amigos pasivo-agresivos pueden desmoralizarnos y
distorsionar por completo el concepto de amistad. No debemos acostumbrarnos a
este tipo de conducta, por el contrario, podemos reaccionar utilizando
estrategias muy concretas.
No caigas en su
trampa: si deja de hablarte llevado por un enfado, que lo haga, si te pide
algo que no quieres o no te va bien cumplir, no lo hagas, si te hecha por cara
cualquier cosa, no le des ninguna importancia. Lo último que debemos hacer es
reforzar estas conductas y dejar que nos
afecten de algún modo.
Ten siempre presente
un aspecto: lo que más teme el pasivo-agresivo es ser ignorado y perder tu
amistad, así que no des importancia a ningún tipo de amenaza o chantaje.
Firmeza y calma: Es
necesario que le dejes claro a esos amigos pasivo-agresivos que no vas a
tolerar este tipo de comportamientos. Comunícaselo siempre con calma y
cercanía, el equilibrio debe ser siempre tu mejor estrategia.
Si no hay cambios, mejor distancia. Es necesario que estas
personas tengan claro que dichas conductas dañinas no pueden repetirse. Si se
dan nuevamente y ese amigo no tiene voluntad alguna de generar cambios, de
mejorar y tomar conciencia, lo ideal es establecer distancia.
Lo ideal sería que este tipo de personalidad contara con
ayuda profesional. En vista de que no siempre dan este paso, intentemos
proteger nuestro bienestar psicológico recordando que estamos ante un
comportamiento muy dañino.
Valeria Sabater