¿SABEMOS AMAR?
Muchas veces a lo largo del día escuchamos la
palabra AMOR, pero también muchas veces nos hemos preguntado qué significado
tiene esa palabra; en Occidente, se interpreta como un sentimiento relacionado
con el afecto y el apego, y resultante y productor de una serie de emociones,
experiencias y actitudes.
Bueno pues esta definición se ve ampliada
por; la sociedad en la cual vivimos, esta decide que el amor tiene determinadas
interpretaciones, el amor hacia los hijos, el amor a los padres, el amor al
dinero, a las comodidades, a ……. a muchas cosas.
Con
estas separaciones se etiqueta el AMOR, que bajo mi punto de vista es un
sentimiento que no tiene por qué tener un objetivo de tal o cual “especie”.
La historia de Marcela y Maria nos enseña que
cuando se ama no hay barreras que detengan esa fuerza, que dicen que es la que
une al universo.
Esto es lo que he leído sobre ellas.
Marcela y Elisa se conocen cuando estudiaban
en La Coruña la carrera de profesoras de primaria, se hicieron tan amigas que
los padres de Marcela dándose cuenta de que su amistad aumentaba más allá de lo
“socialmente permitido”, mandaron a su hija a terminar sus estudios a Madrid.
Terminados sus estudios se instalan; Elisa
como maestra interina en Couso (La Coruña), mientras Marcela se instala en la aldea de Calo como
maestra superior, se reencuentran y deciden
vivir juntas en Calo. Separadas por tener que dar clases Marcela en Dumbria,
siguieron manteniendo la relación, ya que Elisa iba a visitarla.
En 1901, Elisa adopta un aspecto masculino y
se inventa un pasado tomando la identidad de un primo suyo muerto, pasando a
llamarse Mario, y diciendo que había pasado su infancia en Londres y que su
padre era ateo, lo que conmovió al padre
Cortiella párroco de San Jorge, que bautiza a Mario el 26 de Mayo de 1901.
Posteriormente casa a la pareja el 8 de Junio del mismo año.
Fueron descubiertas y se conoció el caso como
“el matrimonio sin hombre”, perdieron su trabajo, fueron excomulgadas y se
dictó una orden de busca y captura. Huyen a Oporto donde son encarceladas,
juzgadas y posteriormente liberadas.
Perseguidas por la Guardia Civil se suben a un
barco destino a Argentina, donde se quedaron a vivir. Antes de salir hacia América,
ya eran una familia pues Marcela había dado a luz a una niña. Su desembarco
tampoco fue fácil teniendo nuevamente que mentir para estar juntas. Elisa cambia su nombre por
el de María y se casa en 1903 con un hombre 24 años mayor que ella, con la idea
de tener un hogar donde pudiera recibir a Marcela y a su hija, como si fuese su
hermana. Su negativa a consumar el matrimonio hace que su marido indague
descubriendo que eran la pareja de la que tiempo atrás hablará la prensa.
Nuevamente se vieron enfrentadas a los tribunales al
tratar Jensen de anular su matrimonio. Se sabe que la sentencia dictaminó que
el matrimonio, en esta ocasión, sí era válido por haberse realizado entre un
hombre y una mujer, por lo que no hubo cargos contra Elisa (María). En este
momento (estamos en 1904) y aunque se ha dicho que una se suicidó y que de la
otra se pierde la pista, yo prefiero pensar que por fin pudieron estar juntas
criando a su hija y viviendo su historia de amor en paz, por lo menos es lo que
se merecían estas tenaces amantes,
pioneras de la libertad de AMAR.
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