Estamos viviendo unos cambios que parecen estar destapando todo lo que significa engaño, mentira y manipulación de la sociedad. Pero no podemos olvidar que la sociedad la formamos nosotros, y por lo tanto es interesante que nos preguntemos que parte de ese engaño o mentira aportamos, por supuesto la mayoría de veces sin darnos cuenta, de una forma casi rutinaria, ya que nos hemos criado en un mundo de ilusiones y creencias. Lo más importante, y es lo que nos sirve en estos momentos de apoyo, para crear una nueva forma de vida, es saber que los engaños, las fantasías, se disuelven cuando dejamos de creer en ellas, mientras que la verdad, tu verdad, sobrevivirá. La verdad no necesita justificaciones, ni el apoyo de nadie, ya que cualquier mentira se derrumba ante ella.
Nacemos y nos adaptamos al mundo según la educación recibida, pero al hacernos adultos podemos elegir entre, creer la “verdad” de los demás, o elegir nuevos caminos.
En este caminar puede que nos hagamos algunas heridas, al comprobar que nos han manipulado, mentido o engañado, personas de nuestro entorno, no importa, porque si analizamos nuestros actos, seguro que en algún momentos hemos hechos algo similar. Entonces en lugar de juzgar o condenar, podemos plantearnos iniciar el camino de la recuperación, hacia la sinceridad, y solo hay un camino: el perdón.
Pero no creas que tienes que perdonar a los demás, no, el perdón es un acto de amor que empieza por uno mismo, ya que mediante el perdón, sanas tu mente y tu cuerpo y, sin darte cuenta comprendes que ya has perdonado todo aquello que te causaba dolor, y que visto de esa manera no tenía mayor importancia.
Hay muchas terapias que nos ayudan a perdonar a nuestros padres, a nuestros maridos, amantes, hijos, amigos etc, la lista puede ser interminable. El terapeuta te ayuda a canalizar tu ira, tu rencor, o cualquier otro trauma emocional que sientes y verdaderamente cuando terminas te sientes mucho mejor. De pronto, a los pocos días, se presenta el causante de uno de tus nudos emocionales delante de ti, ¿Qué ocurre?. Pues que todo lo que tenías en tu interior vuelve y que las soluciones solo han sido momentáneas.
Cuando nos mienten o nos hacen algo que nos duele, convertimos el hecho en un asunto de orgullo, porque nos sentimos humillados, y nuestra reacción pasa del dolor a la ira, sintiéndonos reforzados si no perdonamos a la persona y la excluimos de nuestra vida. Eso es un engaño, nuestro engaño, y comenzamos a hacer la cuestión más grande, buscando argumentos que nos impidan perdonar, con lo cual nos pasamos el tiempo creando más y más mensajes destructivos y dolorosos haciendo participes a nuestro entorno de nuestra desenfrenada energía emocional.
Empieza a recordar porque te sentiste herida con determinada persona, y a continuación reflexiona sobre algo que hiciste o dijiste que pudiera lastimar a alguien. Te darás cuenta entonces de que la mayoría de veces las palabras y los actos que te hieren no tienen nada que ver contigo, son la reacción de problemas de tu propia mente, de algún personaje secundario de tu interior. Si adquieres esa conciencia, y no te tomas las cosas como algo personal, la comprensión y la compasión te conducirán al perdón. Todo es cuestión de proponernos participar activamente en el cambio, hasta que se convierta en un hábito, hasta que en un determinado momento nos demos cuenta de que estamos libres de ataduras. Te acepto como eres, me acepto como soy, y ambos crecemos y evolucionamos en la Unidad y el Amor.